Tres de las principales compañías destacadas en el Programa de-reconocimiento-de-conductas-empresariales-responsables participaron en el webinar «Diálogo sobre buenas prácticas en conducta empresarial responsable», organizado por la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), evento virtual que también contó con la intervención del ex ministro de Justicia, Eduardo Vega Luna.
En el conversatorio participaron Giovanna Angulo, gerente de Sostenibilidad y Sistemas de Gestión Interna de Antamina; Duilio Quispe, superintendente de control interno de Antapaccay; y Jenny Vento, coordinadora de Derechos Humanos y Principios Voluntarios de Anglo American Quellaveco.
Vega Luna inauguró el evento, resaltando la importancia de la aplicación del Plan Nacional de Acción sobre Empresas y Derechos Humanos, documento que “marca un hito en la política pública de los derechos civiles del país porque por primera vez se incluye al sector empresarial a través de un conjunto de acciones colaborativas con el Estado y todos los actores sociales para promover una cultura cada vez más sólida de debida diligencia empresarial en materia de Derechos Humanos”.
Agregó que este plan es una buena herramienta para que desde la SNMPE se pueda contribuir al desarrollo del país, pero que su utilidad dependerá de todos: Estado, sector empresarial y sociedad civil organizada. “Se trata de un diálogo genuino con una firme voluntad de cambios, de buena fe, realizado entre iguales que muestra resultados tangibles. Un diálogo que construye acuerdos que admiten la existencia de discrepancias y que intenta procesarlas desde el objetivo común de garantizar los Derechos Humanos”, aseguró.
Finalmente resaltó que, de acuerdo con organismos internacionales, los procesos de debida diligencia en materia de Derechos Humanos son una condición de operatividad de toda empresa. “Es un elemento fundamental de éxito de sus negocios, pues le permite tener una adecuada relación con su entorno social y oportunidades en las que es imprescindible una buena reputación”, explicó.
Herramientas para buenas prácticas
Antamina- el catalizador:
Giovanna Angulo, de Antamina, explicó cómo la minera aplica un programa de enfoque de promoción de Derechos Humanos en su zona de influencia. Este programa, explicó, tiene un propósito estratégico que es mejorar la calidad de vida de las personas y dar acceso real a los mismos mediante un papel de “catalizador”. “Tenemos una política, un estándar, un sistema integrado de riesgos, capacitaciones enfocadas a nuestro personal interno y hacia a nuestros socios estratégicos”, explicó.
Detalló que Antamina trabaja con un plan operativo en materia de Derechos Humanos al 2025, cuyas actividades cumplen con criterios de ser medibles, objeto de seguimiento, poder comunicarse y actualizarse. Este programa, aseguró, cuenta también con recursos como personal encargado, infraestructura y medios de comunicación. Angulo también explicó que las actividades del plan están relacionadas a contribuciones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y que han seleccionado el Índice de Desarrollo Humano como indicador de sostenibilidad por su conexión directa con ellos.
Antapaccay- la gestión interna
Por su parte, Duilio Quispe, de Antapaccay, resaltó los mecanismos de atención de quejas y reclamos, que cuentan con canales accesibles para sus stakeholders y que les permiten trasmitir sus preocupaciones para que sean atendidas en forma oportuna y transparente con participación y diálogo. “Esta política tiene el apoyo del más alto nivel de la organización”, aseguró.
El mecanismo, según detalla, busca promover y fortalecer el relacionamiento con las partes interesadas y cuenta con un proceso de “reportabilidad” continuo, liderado por la gerencia general.
Quispe aseguró que las quejas, de acuerdo con su naturaleza, son asignadas a las gerencias que correspondan y que allí se inicia una revisión, investigación y análisis para dar una respuesta adecuada. También dijo que hay diversos canales de comunicación como el correo electrónico, un número de celular y de WhatsApp, el canal web, el teléfono fijo y el canal verbal. La comunicación es tanto en castellano como en quechua. “Los actores claves son el reclamante, control interno como ente independiente, las áreas responsables, el área legal y el comité de Derechos Humanos [de la mina]”, explicó.
Anglo American – el entrenamiento
Finalmente, Jenny Vento, de Anglo American, dio detalles sobre cómo crearon su herramienta de debida diligencia en Quellaveco. Dicho proceso, que se inició en septiembre del 2019 y culminó en diciembre del 2020, tuvo una metodología con dos partes: la evaluación de riesgos y definición del plan e indicadores, y la evaluación de la gestión de Derechos Humanos.
Este analizó diversas variables, como el contexto, la identificación de stakeholders, recolección de información primaria y secundaria, identificación y descripción de riesgos, su evaluación y priorización, el plan de acción, propuestas de indicadores y sistemas de gestión de Derechos Humanos. Esto dio paso a su vez a un entrenamiento en materia de Derechos Humanos a nivel gerencial, personal operativo y de entrenamiento de entrenadores.
Vento explicó que la debida diligencia en Derechos Humanos es un «punto de partida, un proceso dinámico, flexible, transversal e integrado al sistema de gestión de riesgos de la compañía”. Este proceso es considerado un “objetivo estratégico” para su propósito de “reimaginar la minería y mejorar la vida de las personas”, pues ayuda a relaciones saludables con el entorno, aporta valor a los stakeholders, confianza a los accionistas y consumidores, y la obtención de una licencia sociopolítica para operar e innovar.