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El agua de mar que transforma al sector minero energético

Proyectos pioneros como la central termoeléctrica de Fenix en Chilca son muestra de cómo la industria minero energética genera desarrollo respetando las necesidades hídricas de las comunidades.

Cuando el agua dulce se vuelve un bien escaso y las comunidades ven mermadas sus fuentes naturales, el uso de agua de mar emerge como una alternativa poderosa para el sector minero energético en el Perú. En un país con abundantes recursos hídricos, pero con una distribución desigual de ellos, el uso de agua de mar permite a las empresas minero energéticas contribuir al abastecimiento sostenible sin afectar las fuentes de agua dulce.

Central pionera

La central termoeléctrica de Fenix Power, en Chilca, es uno de los proyectos pioneros en el uso de agua de mar desalinizada para garantizar el abastecimiento continuo de agua potable en zonas tradicionalmente afectadas por la escasez. Saúl Marín, subgerente de Sostenibilidad de Fenix Power, resume la idea en una frase: “Agua de mar que transforma vidas”. Se trata de un programa que nació como una propuesta de valor compartido entre Fenix y la comunidad de Chilca, y que hoy cumple diez años.

En el 2015 —recuerda Marín—, el agua era un lujo que llegaba solo por unas pocas horas al día, y su costo superaba los S/ 40 por metro cúbico. A esto se sumaba la problemática de los camiones cisterna que comercializaban el agua dulce a precios elevados y sin estándares de calidad. Frente a esta realidad, Fenix invirtió US$ 4 millones en una planta de desalinización con capacidad de producir 2,500 m3 de agua al día, de los cuales el 80% (2,000 m³) se destina al consumo humano y el 20% restante se utiliza para el funcionamiento de la central, específicamente para generar el vapor necesario para su turbina.

El sistema utiliza tecnología de ósmosis inversa, que emplea membranas semipermeables para filtrar el agua de mar a alta presión, reteniendo sales y otros compuestos. El proceso es riguroso: el agua primero ingresa por gravedad a través de tuberías para enfriar el condensador de la central termoeléctrica, retornando el 96.6% al mar. Solo el 0.4% restante ingresa a la planta de desalinización, donde es desinfectada con hipoclorito de sodio y tratada con cloruro férrico. Tras pasar por tres filtros que remueven sólidos de hasta cinco micras, el agua llega al equipo de ósmosis inversa, que elimina las sales y otros componentes inorgánicos y orgánicos. Finalmente, se remineraliza con sales de calcio y se potabiliza bajo los estándares de la Dirección General de Salud.

Salud, turismo y sostenibilidad

Hasta la fecha, se han entregado más de 3.6 millones de m3 de agua potable, beneficiando a cerca de 8 mil personas en Chilca y Las Salinas. Durante la pandemia, el programa se extendió para abastecer a zonas que no tenían conexión a la red matriz mediante cisternas adicionales. Además, en el 2024, Fenix financió un estudio técnico sobre el sistema hidráulico del distrito, lo que permitió la instalación de una bomba booster para mejorar la presión de agua en Las Salinas y Chilca. Durante el 2023, la Municipalidad realizó el tendido de tuberías para la conexión directa a la red matriz. Esto permitió abastecer a ambas localidades en simultáneo.

El impacto en la comunidad ha sido significativo en varios aspectos. En términos de salud pública, los índices de enfermedades diarreicas agudas disminuyeron progresivamente cada año, lo que refleja la mejora en la calidad del agua y en las condiciones de higiene. En el ámbito económico, el costo del agua potable se redujo de S/ 40 a S/ 0.84 por metro cúbico, mientras que la disponibilidad pasó de unas pocas horas al día a 22 horas continuas. Así, gracias a que los restaurantes, hoteles y pequeños negocios han mejorado sus niveles de higiene y competitividad, se ha dinamizado el comercio local y fomentado el turismo.

Además, el proyecto ha contribuido a la creación de conciencia ambiental a través de programas educativos que promueven el uso responsable del agua. Esta apuesta por la sostenibilidad no solo asegura el acceso al recurso, sino que fortalece el tejido social de Chilca y Las Salinas.

El futuro apunta a seguir consolidando este tipo de proyectos, explorando nuevas oportunidades en áreas costeras o promoviendo alianzas público-privadas que aseguren una gestión responsable de los recursos hídricos. Mientras tanto, en Chilca, el agua del mar sigue transformando vidas.