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El rol restaurador del sector minero energético en la cultura y patrimonio del Perú

En el Perú, las empresas del sector minero energético han tomado un rol inesperado: ser guardianes de la historia.

Es mediodía y el sol brilla intensamente en el cielo de las ruinas de Pachacámac, pero el sofocante calor no inmuta a un grupo de arqueólogos que, pincel en mano, limpia con delicadeza fragmentos de cerámica prehispánica hallados en el complejo. Parece escena de un documental, pero es el día a día del Programa Arqueológico Valle de Pachacámac, impulsado por UNACEM desde hace más de tres décadas.

Hace exactamente 32 años, UNACEM unió fuerzas con la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) para preservar el patrimonio arqueológico. Desde la creación del programa, se han formado a más de 1,000 arqueólogos en el complejo, además de haberse escrito más de 40 tesis académicas que arrojan nuevas luces sobre la historia prehispánica. En un país donde la expansión urbana amenaza constantemente los vestigios del pasado, iniciativas como esta son necesarias, fundamentales.

Pero la misión no se detiene ahí. UNACEM también protege la zona arqueológica Tablada de Lurín de invasiones y promueve visitas guiadas para que escolares y vecinos conecten con su pasado. Además, ha destinado 787 hectáreas a la conservación del ecosistema de lomas costeras, demostrando que la protección del patrimonio y el medio ambiente pueden ir de la mano.

Patrimonio arqueológico

No solo en los complejos arqueológicos hay vestigios del pasado. Bajo las calles de Lima, donde el tráfico y el bullicio parecen dominarlo todo, yace un mundo oculto. Cada vez que Cálidda instala redes de gas natural, se encuentra con fragmentos de historia. Hasta la fecha, la empresa ha rescatado más de 1,000 hallazgos arqueológicos fortuitos, convirtiéndose en un inesperado actor clave en la recuperación del patrimonio limeño.

Cada descubrimiento que se realiza es documentado y la información incorporada al Gran Museo Cálidda, una plataforma digital que permite acceder a estos hallazgos a toda la población. Además, la empresa organiza talleres educativos en los que niños, adultos mayores y madres de comedores populares se convierten en arqueólogos por un día. No solo se trata de excavar el pasado, también de compartirlo y fortalecer la identidad de la comunidad.

Las excavaciones no siempre son fáciles. A veces, los trabajos deben detenerse completamente para preservar vestigios históricos. Pero en Cálidda lo tienen claro: la historia merece ser contada, y detener una obra por proteger un hallazgo es una decisión valiosa.

La conservación de un legado

En lo más profundo de la selva peruana, entre una vasta extensión de bosques y montañas, se esconde uno de los tesoros arqueológicos más impresionantes del país: el Gran Pajatén. Este conjunto monumental, construido por los chachapoyas antes de la llegada de los incas, destaca por su particular arquitectura y su entorno natural único. Junto a él, el complejo funerario Los Pinchudos se alza en la estrecha cornisa de un farallón, con ídolos de madera tallados hace siglos.

La empresa Poderosa ha asumido el compromiso de promover la conservación y difusión de este legado a través de su apoyo al Parque Nacional del Río Abiseo (PNRA), un espacio mixto reconocido por la Unesco como Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad desde 1992. Además de proteger la biodiversidad del área, hogar del mono choro cola amarilla, Poderosa trabaja en la puesta en valor de los restos arqueológicos dispersos en este vasto territorio.

Renovación y revitalización

En la Plaza de Armas de Lima, las antiguas farolas que alguna vez iluminaron la ciudad colonial han sido reemplazadas por luminarias LED de última tecnología. Gracias a Pluz Energía, la luz regresa con un matiz moderno pero respetuoso con la estética histórica. Este ambicioso proyecto, enmarcado en el Plan Maestro de Recuperación del Centro Histórico, busca devolverle a Lima su esplendor nocturno.

Esta iniciativa forma parte del Plan Maestro de Recuperación del Centro Histórico y busca embellecer y revitalizar zonas emblemáticas como la Plaza de Armas, Plaza San Martín y Plaza Francia. Además, la empresa continúa su labor en avenidas como Abancay, Tacna y Benavides, fortaleciendo la infraestructura lumínica de la ciudad y contribuyendo a la protección y puesta en valor de su patrimonio arquitectónico e histórico.

Con 888 luminarias ornamentales renovadas, la ciudad gana en seguridad y resalta su riqueza arquitectónica.

El compromiso con la conservación del patrimonio también se refleja en la iniciativa de Pluspetrol, empresa encargada del Proyecto Camisea, que ha liderado la restauración de la histórica Casa San Martín. Este emblemático inmueble, testigo de la independencia del Perú, ha sido recuperado para preservar su valor arquitectónico e histórico, garantizando que las futuras generaciones puedan conocer y apreciar su importancia.

Por su parte, Transportadora de Gas del Perú (TGP) ha contribuido a la puesta en valor de la Alameda de la Independencia en Ayacucho, un espacio clave en la historia del país. Este proyecto de restauración no solo embellece la ciudad, sino que también fortalece su identidad cultural al rescatar un lugar emblemático de la gesta independentista peruana.

Preservar el pasado para el futuro

Desde la meticulosa labor arqueológica en Pachacámac hasta la recuperación del Centro Histórico de Lima, la conservación del Parque Nacional del Río Abiseo, la restauración de la Casa San Martín y la Alameda de la Independencia, estas empresas demuestran que el desarrollo y la preservación pueden convivir.

El sector minero energético no solo mueve la economía peruana, también custodia su memoria. La inversión en patrimonio, por lo tanto, no es solo una responsabilidad social, sino una estrategia para fortalecer la identidad nacional y garantizar que las futuras generaciones conozcan y valoren su historia. Porque conocer nuestra historia es, en definitiva, el primer paso para protegerla.