El sector hidrocarburos en el Perú ha enfrentado años de incertidumbre y múltiples desafíos que han puesto a prueba su resiliencia. La crisis prolongada ha impactado no solo la inversión, sino también la confianza en su estabilidad y potencial de desarrollo. En este contexto, la reciente licitación de los Lotes I y VI en Talara representa más que una simple adjudicación de contratos: es el primer paso en la construcción de un nuevo rostro para la industria, un mensaje claro de que el país sigue siendo un destino atractivo para la inversión.
Si bien aún falta que los postores que obtuvieron la buena pro acrediten su capacidad legal, técnica y económico – financiera, a fin de garantizar el cumplimiento de sus compromisos contractuales, el tener una política de licitaciones envía dos señales fundamentales. En primer lugar, confirma el compromiso del país con el respeto a la libre competencia y a un trato equitativo para los inversionistas, elementos esenciales para el crecimiento económico y el desarrollo sostenible del sector. En segundo lugar, evidencia que aún existe un interés en explorar y desarrollar nuestros recursos energéticos, lo que puede abrir la puerta a una revitalización del sector.
Sin embargo, este primer paso debe ir acompañado por acciones concretas para atraer más inversión. La competitividad del Perú en este ámbito dependerá de la agilidad en la obtención de permisos, la estabilidad del marco regulatorio y una mayor claridad en las reglas de juego. La demora en los procesos, que hoy puede extenderse hasta por seis años, es un obstáculo que urge superar si queremos que el país vuelva a ser un polo de inversión en hidrocarburos.
Reafirmamos la necesidad de consolidar un entorno favorable para la inversión y la innovación en hidrocarburos. Las licitaciones abiertas donde primen las mejores propuestas para el país son un punto de partida prometedor, pero aún queda mucho por hacer para que el sector recupere el dinamismo que el país necesita. Ahora es el momento de fortalecer la institucionalidad, acelerar los procesos administrativos y generar las condiciones que permitan convertir este hito en el inicio de una nueva etapa de crecimiento y estabilidad.