Lo que comenzó como una iniciativa para promover el respeto a los Derechos Humanos (DDHH) es hoy una política empresarial que incluye un proceso de debida diligencia, KPI’s en derechos humanos, desarrollo de capacidades en trabajadores y contratistas, mecanismo de quejas y reclamos con 7 canales distintos, entre otras acciones. Compañía Minera Antapaccay fortaleció de manera integral sus procesos de gestión en DDHH y completó así un proceso de consolidación que les ha permitido hacerlo parte de su cultura organizacional, desarrollando su actividad empresarial y de gestión de riesgos basadas en un estricto respeto a estos derechos. Además, este año actualizó el proceso de debida diligencia en DDHH bajo los estándares de su casa matriz (Glencore), que incluyó una evaluación 360° con participación de todos sus públicos de interés, una evaluación de riesgos, su planificación estratégica.
Para ello, Antapaccay desarrolló planes de acción específicos y un plan de comunicaciones orientado a diversos públicos. Así, realizaron 25 talleres de evaluación de riesgos, con participación de líderes y responsables de los riesgos; la evaluación de riesgos de sus principios voluntarios; la debida diligencia en la inversión social que llevan a cabo y en su cadena de valor; y lograron que 60 empresas contratistas implementen planes de gestión de DDHH.
Asimismo, capacitaron al 100% de sus contratistas en temas de DDHH, incluyendo a sus 1,423 trabajadores; 210 efectivos de seguridad privada; 30 miembros del Comité de DDHH, así como gerentes y superintendentes capacitados en temas de género, diversidad e inclusión, entre otros.
También la empresa potenció los mecanismos de quejas y reclamos en comunidades, trabajadores y socios estratégicos, implementando siete canales de recepción de quejas y reclamos, con una difusión continua en español y en quechua. A la par, realizó campañas de sensibilización y comunicación, además de definir la meta de superar la participación femenina actual de 9% para el 2025 y la formación de mujeres locales para la empleabilidad, entre otros.
Así, Antapaccay contribuyó con el avance de los DDHH en la sociedad, un óptimo clima laboral, y la reducción de brechas y la igualdad de oportunidades, contribuyendo al desarrollo local sostenible y abastecimiento responsable.