Luis Valdivieso, gerente general de LV Perú Invest y exministro de Economía y Finanzas conversó con Desde Adentro: “El sector minero ha tenido un rol importante en contener la caída del PBI”.
Según el informe macroeconómico multianual 2024-2025, la economía peruana solo crecerá un 1.1% y ya no un 2.5% como se tenía previsto. ¿Qué podemos esperar para este 2024?
Es claro que vamos a poder tener algún tipo de recuperación respecto del 2023. En el 2023 tuvimos unos impactos distintos a nivel regional porque hubo contracción en 11 de las 24 regiones. Sin embargo, la región que más creció fue Moquegua, donde Quellaveco jugó un rol sumamente importante. En Apurímac, por ejemplo, la minería igualmente tuvo un rol muy destacado. El sector minero ha tenido un papel relevante en contener la caída del PBI más de lo que hubiera podido ser. Por ejemplo, la manufactura y la construcción cayeron en casi todas las regiones.
Interesantemente, a pesar de la caída en regiones agrícolas, el empleo se mantuvo. Entonces, tenemos factores que han contenido la caída y factores que agravaron la caída. Las perspectivas están dadas no solamente por el impacto de las medidas que se den en el corto plazo, sino por cómo van cambiando las expectativas de los agentes económicos, ya sean inversionistas o consumidores. Son dos factores significativos que hay que tomar en consideración: ¿qué es importante en el corto plazo para el crecimiento? Indudablemente, las expectativas son cruciales. Pero la inversión es fundamental.
¿Y cómo se genera un clima de inversión atractivo?
Primero, por las fortalezas macroeconómicas que contribuyen a generar confianza. Nosotros tenemos una razonable estabilidad fiscal, no tenemos un déficit muy grande, tenemos una baja deuda pública, tenemos un bajo nivel de riesgo soberano, tenemos acceso al financiamiento y bajas necesidades de financiamiento, porque el déficit puede ser alrededor del 2-3% y, si bien el año pasado fue un poco más alto, las necesidades subieron, pero no son significativas comparadas con el nivel de deuda. Tenemos un buen resguardo en términos de depósitos del Gobierno y del Fondo de Estabilización Fiscal, tenemos buenas reservas internacionales y un sistema financiero bastante sólido. Entonces, en el corto plazo, en un contexto macroeconómico todavía tenemos fortalezas. Ahora, ¿cómo transmites esas fortalezas y cómo lo conjugas con las acciones que tomas?, ahí viene el problema.
¿Cuál es el problema que no hemos percibido?
El problema es de comunicación. Hemos logrado bajar la inflación. Hay US$ 3,800 millones en inversiones adjudicadas a las asociaciones públicas y privadas, y se espera que haya unos US$ 4,000 millones adicionales, y hasta un poco más, pudiendo llegar a unos US$ 8,500 millones en el año. Ha habido un esfuerzo también por destrabar la inversión minera. Tienes destrabes del orden de entre US$ 1,200 millones y US$ 1,300 millones el año pasado, y este año también va a haber un esfuerzo que nos lleve a una inversión por destrabe de entre unos US$ 1,000 millones y US$ 2,000 millones. Y estamos comenzando a ver que las expectativas de crecimiento, de órdenes de compra, de nuevas inversiones en el sector privado han entrado en el lado positivo, con fluctuaciones, pero definitivamente hay un cambio en las expectativas.
¿La minería volverá a contener la economía este año?
La minería ayudó mucho a contener la recesión en el 2023. Por lo mismo, la minería tiene que seguir jugando un rol de dinamizador del crecimiento. Porque somos un país esencialmente minero. Además, hay muchos conflictos que es necesario atacar desde su raíz para poder realizar ese potencial que tenemos. Globalmente, somos muy importantes en cobre, zinc y plata. Estamos entre los segundos y terceros puestos. Estamos entre los diez primeros de oro. Y somos polimetálicos. Esto es extraordinario. Entonces, no solamente se requiere destrabe, no solamente se requiere eliminar conflictos sociales. Se necesita una campaña masiva para desterrar esa percepción perversa de que la minería no respeta estándares ambientales. Es todo lo contrario.
¿Qué acciones le corresponde tomar al Gobierno frente al bloqueo de proyectos mineros?
Es inconcebible que un proyecto como Tía María, por ejemplo, que ha cumplido con todos los estándares ambientales, no pueda operar. Allí, el Estado se pone de costado, cuando tiene que tomar un rol mucho más activo. En un diálogo constructivo, el Gobierno tiene que tomar una parte y no puede ponerse de lado y dejar que el privado discuta con la comunidad, y que el privado cumpla con los servicios públicos que demanda la comunidad. Es como si mañana le pidiéramos a los inversionistas chinos que están desarrollando el puerto de Chancay que le construyan toda la infraestructura de agua, el desagüe, la electricidad, la carretera, a la ciudad de Chancay. El puerto de Chancay va a pagar impuestos cuando funcione y esos impuestos tienen que ir dedicados a proveer los servicios públicos. Ahora, si se requiere que se den simultáneamente, entonces el Gobierno tiene que endeudarse y comprar los servicios. Lo mismo pasa en cualquier desarrollo minero.
¿Falta voluntad política?
Yo diría que hay varias cosas. Una es falta de visión de medio y largo plazo. Falta de convicción de que la inversión privada en todos estos sectores dinamizadores del crecimiento tiene un rol preponderante qué jugar. Falta un rol mucho más proactivo del Gobierno de formar consenso entre la actividad privada y la sociedad afectada directamente por esas actividades.
¿Qué medidas considera necesarias para resolver la tramitología?
Bueno, definitivamente hay la conciencia de que la tramitología afecta no solo al sector más dinamizador del crecimiento, que es la minería, sino que afecta a todos los sectores. La tramitología es el reflejo de la falta de convicción, de que los sectores productivos requieren estar extremadamente regulados para que puedan funcionar cuando, en realidad, lo que requiere la iniciativa empresarial no se puede restringir con regulaciones excesivas. Tienen que haber regulaciones, indudablemente, porque hay lo que se llama externalidades, efectos indirectos de las actividades. Pero también hay un montón de externalidades positivas que el Gobierno tiene que saber aprovechar.