Adoptar un enfoque territorial y la implementación de acciones conducentes al desarrollo territorial exige un conjunto de decisiones para enfrentar retos en el desarrollo de ámbitos mineros. En ese sentido, el sector minero puede aportar a implementar acciones orientadas al desarrollo territorial mediante acciones articuladas para establecer lazos de confianza entre los actores, ya sean institucionales o individuales. Esa es una de las propuestas del libro Desarrollo territorial y minería, elaborado por el IIMP, y presentado hace unos días. Aquí se resumen algunas de ellas.
Tránsito hacia el desarrollo
Para que las empresas mineras transiten hacia el desarrollo territorial es necesario que identifiquen el territorio relevante para sus operaciones, definan la intensidad de su participación en los distintos espacios del territorio y realicen un mapeo de actores, espacios de interacción, planificación y potenciales coaliciones, se explica en el texto.
Asimismo, las compañías mineras deben promover el fortalecimiento de capacidades para la acción colectiva y construir una aspiración compartida para el territorio, priorizando el capital social como mecanismo para el fenómeno de la corresponsabilidad, y no solo la participación ciudadana informativa de los planes de la operación minera.
Espacios y recursos
La generación de espacios de diálogo y escucha con terceros para nutrir la mirada territorial con nuevas perspectivas también es fundamental. El intercambio con otros actores económicos, políticos y sociales —sean públicos o privados— es necesario para el desarrollo territorial y para la gobernanza del territorio.
Las empresas emplean hoy recursos propios en proyectos de desarrollo social, pero el objetivo es que esos recursos sean dirigidos a apoyar la concreción de una agenda concertada de desarrollo. En esa misma línea, es importante revisar la cartera actual de acciones de las empresas en el territorio para repriorizarlas, a fin de contribuir al logro de avances en economía, bienestar, cohesión social y fortalecimiento de instituciones.
Finalmente, las empresas mineras deben reforzar su apoyo en mejorar la eficiencia de la ejecución de los proyectos de desarrollo. Según el libro, varias empresas han dado los primeros pasos con el mecanismo de Obras por Impuestos; y están por explorar las posibilidades de impulsar formas de alianzas público-privadas para la expansión y mejoramiento de servicios públicos en los ámbitos mineros.