Por Iván Frías Lizama
Socio Líder de la Región Sur de EY Perú
Tras la convención minera PERUMIN 36, vale la pena detenernos a reflexionar sobre lo que la transformación digital aplicada a la minería puede lograr en el Perú.
La transformación digital, aprovechada adecuadamente, puede ayudar a potenciar considerablemente el crecimiento de las empresas. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que el principal riesgo al que se enfrenta el sector minero hoy en este aspecto es la eficacia digital. Dado que lo digital se ha convertido en un factor clave para mejorar los márgenes y aumentar la competitividad, es fundamental que las organizaciones desarrollen un enfoque claro para seguir creciendo.
En el Perú, la solución pasa por adoptar soluciones digitales como parte de un enfoque holístico. Las compañías mineras deben dar el paso para implementar la transformación digital en su totalidad, que las lleve al siguiente nivel de mejora de la productividad y de la toma de decisiones de principio a fin, así como a la reducción de riesgos de siniestros en los proyectos.
En años anteriores, en respuesta a la emergencia de la COVID-19, se detonó un proceso de transformación digital para encontrar nuevas formas de seguir trabajando en las minas sin riesgo al contagio. De esa manera, muchas empresas lograron mecanizar o automatizar sus operaciones; además de agregar sensores, sistemas de alerta, incremento del uso de robots y máquinas autónomas en proyectos mineros, realidad aumentada y adopción de redes unificadas para la transmisión de datos, entre otros.
Pero, para que las empresas mineras y de metales evolucionen aún más, necesitan de un enfoque pragmático y eficaz que cree un camino claro para la transformación, un “enfoque de transformación de la era digital”.
Este enfoque puede entenderse como una serie de ondas que se mueven a través de la organización, introduciendo constantemente más puntos críticos e interconexiones digitales. Todo ello dentro de una estrategia global coherente. Así, se satisface la necesidad de contar con una estrategia digital activa, progresiva y convincente, a la vez que se reconocen los problemas asociados con el riesgo empresarial y se mantiene un programa de trabajo coherente.
Para aplicar este enfoque deben considerarse cuatro momentos. En el primero, al que podemos llamar “inicio digital”, la tarea será definir los objetivos y KPI, de modo que el programa pueda ser medido tangiblemente en el tiempo. Luego, un segundo paso debiera ser encontrar formas de optimizar y automatizar, evaluando lo que ya existe y gestionando adecuadamente el riesgo empresarial.
Una vez que se han implementado estas dos primeras fases, la tarea será integrar las nuevas iniciativas, aceptando que el cambio en el modelo operativo podría ser disruptivo y evaluando el cambio en tiempo real. Y, finalmente, como último paso, las empresas necesitan prepararse para el futuro, haciendo cambios en la estrategia de negocio para mejorar la competitividad, incorporar nuevas tecnologías y lograr un mejor desempeño de forma sostenida.
Los desafíos que la transformación digital trae para la minería son importantes. En el mundo ya se habla de una minería inteligente en tiempo real que logre eficiencias productivas. Debemos pensar en la transformación digital como un cambio de cultura empresarial totalmente integrado.