La permanencia en el tiempo no es una de las características que más represente a las empresas peruanas. Con frecuencia vemos que las pymes locales deben enfrentar la tendencia de desaparecer muy pronto del mercado, pero las grandes empresas también han tenido que sobrellevar —dentro de su crecimiento y madurez— diversas etapas marcadas por problemas políticos, económicos y sociales en el Perú y el mundo.
Entre las compañías del sector minero energético, los ejemplos de mayor duración a lo largo del tiempo están ligados a la minería. En este camino, las mineras peruanas y sus proveedores han capeado diversos temporales como Gobiernos autoritarios, hiperinflación, conflictos sociales y caídas en los precios internacionales de los metales.
A pesar del entorno y las dificultades, para alcanzar esta mayor permanencia no solo se requiere mantener una buena salud al interior de las compañías, en su organización y en sus resultados, sino también que la base de la empresa, que tiene muchas veces un origen familiar, logre transmitir a través de los años su cultura, sin perder la visión y la capacidad de adaptarse a los cambios de su tiempo, transformándose y creciendo.
Legado minero
Como uno de los proveedores principales del sector minero, Ferreycorp cumplirá próximamente 101 años. La empresa nació en septiembre de 1922 como Enrique Ferreyros & Compañía, conocida también como Casa Ferreyros, una tienda que importaba abarrotes y otros productos, una oferta tan diversa que llegó a vender maquinarias industriales.
Con el acuerdo para ser distribuidor oficial de Caterpillar en 1942, comenzó una gran historia que continúa hasta hoy, ofreciendo equipos y servicios técnicos especializados. El año 1966 definió el rumbo de Ferreyros, cuando se le reconoció como el principal distribuidor de Caterpillar en América Latina y la marca pasó a concentrarse solo en maquinarias, creando empresas para bienes de consumo, electrodomésticos y otras líneas secundarias. Superada la crisis de los años 80 en el país, desde los 90 tomó un nuevo impulso, acompañando el desarrollo de grandes proyectos mineros.
Este año también Volcan Compañía Minera cumplió su 80 aniversario. La empresa que tiene entre sus accionistas a Glencore inició sus operaciones en las alturas de Ticlio en 1943. Pero es en los 90, con las privatizaciones de los activos de Centromin Perú, que adquiere las empresas mineras Mahr Túnel y Paragsha, y con más adquisiciones en los siguientes años, llega a consolidarse como una de las principales productoras de zinc, plomo y plata del Perú y el mundo. Hoy cuenta con siete minas en operación, cinco plantas concentradoras, centrales hidroeléctricas y participa del proyecto del Terminal Portuario de Chancay.
Mientras que la Compañía de Minas Buenaventura, fundada el 27 de abril de 1953, llegó a los 70 años. Una empresa referente de la industria minera que comenzó cuando Alberto Benavides de la Quintana adquirió la mina de plata Julcani en Huancavelica. En una entrevista con motivo del 60 aniversario, Benavides recordaba que durante el Gobierno de Velasco la compañía salió a buscar oportunidades de minería subterránea en Venezuela, Ecuador y Colombia, pero que aprendió que lo mejor era quedarse en el Perú. Entre los 70 y 80 se vivieron tiempos complicados para el crecimiento minero, pero Buenaventura encontró la oportunidad de comenzar la producción de oro. Más adelante, en 1996, fue la primera empresa minera latinoamericana que ingresó a la Bolsa de Valores de Nueva York, y hoy con ocho operaciones y una cartera diversificada de proyectos tiene, como demandan estos tiempos para todo el sector, el reto de ejecutar una minería moderna, sostenible y comprometida con un rol social.