Adolfo Riquez. Consultor Senior en Aurys Consulting
La transición energética y los compromisos en sostenibilidad nos llevan a afirmar que la demanda por el cobre mantiene fundamentos sólidos en el futuro. Hacia 2050 se estima que el porcentaje de personas que vivirán en zonas urbanas aumentará desde un 56% a casi un 70%. Se espera que este desarrollo sea de manera sostenible, con ciudades verdes, alimentadas con energías renovables y transporte sostenible. La necesidad por profundizar en la electrificación en nuestro día a día como humanidad nos llevará a lo menos a duplicar nuestras necesidades de cobre a niveles nunca experimentados, bordeando los 50 millones de toneladas al año.
Perú y Chile, los dos principales productores que totalizan alrededor del 40% de la producción mundial, muestran un pobre “pipeline” de proyectos en construcción. Entre las principales razones se encuentran la carga administrativa burocrática con múltiples actores que impiden un proceso de aprobación diligente en el desarrollo de estudios y obtención de permisos, elevada incertidumbre política y complejos entornos sociales y medioambientales que, como consecuencia, difiere decisiones de inversión o estresa el retorno esperado de los proyectos evaluados. A esto se suma un alza de precios en la cadena de abastecimiento que obligan a las empresas mineras a reformular continuamente sus casos de negocio.
Ante este escenario, como Aurys recomendamos que las operaciones mineras se enfoquen este 2023 en tres elementos para atraer la inversión:
- Mantener un estándar de competitividad. No es momento de esperanzarse en el nuevo super ciclo de los metales. Todo lo contrario. Debe llevarse a cabo una revisión transversal de todos los componentes del C1 al C3 y buscar desempeño en productividad y así aumentar la producción y disminuir los costos de operación. Sin CAPEX de reposición o expansión en el corto plazo resulta imperativo mejorar la base productiva ante el efecto de menor ley.
- Adoptar una Gestión de Desempeño Sustentable, no solo en el marco de un proyecto de inversión, sino que para todas sus operaciones. Para esto, es fundamental que su propuesta de valor a sus stakeholders sea consistente y coherente en todos los ámbitos de su gestión y desempeño: operaciones, proyectos, trabajadores, terceros, seguridad, medio ambiente, energía, social, etc.
- Minimizar la incertidumbre de proyectos de inversión, profundizando los estudios y mitigando los riesgos asociados a los casos de negocio. De esta manera se podrá entregar certeza decisional en los hitos de desarrollo de los proyectos.
Adoptar estos tres elementos les permitirán a las empresas atraer capital de exploración y financiamiento para el desarrollo de ampliaciones y nuevos proyectos.