Verónica Valderrama, vicepresidenta de la Región Las Américas de Gold Fields, es una de las líderes más reconocidas del sector minero. Psicóloga por la Unife y especialista en Liderazgo Estratégico, Inteligencia Emocional y Coaching, lleva una trayectoria de casi 12 años en Recursos Humanos en el sector minero, los que se suman a su experiencia de 17 años en el sector aerocomercial. Desde Adentro conversó con ella, tras haber sido distinguida con la “Orden del Trabajo” del Ministerio de Trabajo, por promover la educación, el empleo, la lucha contra la discriminación, el hostigamiento sexual, la equidad de género, la diversidad y la inclusión. La condecoración le fue entregada por el Presidente de la República, Francisco Sagasti.
¿Cuál es el motivación del trabajo que ha realizado?
En agosto cumpliré 12 años trabajando en Gold Fields. Desde que empecé a trabajar aquí encontré una organización abierta con todo lo relacionado a las personas, lo cual, para mí en Recursos Humanos era música para mis oídos. Podía plantear ideas no solo para el Perú, sino también pensadas en toda la corporación. Gold Fields, al ser una empresa sudafricana, tiene líderes que han superado el apartheid y que promueven la igualdad, la equidad, la diversidad y la no violencia. Y estimulan eso en todos sus trabajadores alrededor del mundo.
El éxito de una organización tiene que ver con sus líderes…
Nosotros creemos que no hay una receta perfecta, pero sí creemos firmemente en el respeto, el trato justo, las oportunidades, la innovación y la creatividad. Mientras más variado y diverso sea el ambiente laboral, es mejor. Siempre tratamos de buscar que un grupo esté conformado por gente que piensa igual porque todo es más fácil, pero justamente con una discusión abierta y más plural, el producto es muchísimo más rico.
¿Su paso por las aerolíneas también cuenta de alguna manera en sus ideas?
De hecho, trabajar en una aerolínea te abre la mente al mundo de los servicios y a distintas miradas, porque tienes que tratar con gente de todo el mundo. El tema de seguridad también se me metió en las venas porque, en la línea aérea, la seguridad es lo primero y en minería también. Son cosas que a lo largo de la vida uno aprende. Todos mis trabajos me han dado enseñanzas. El que piense que formar una cultura abierta y de respeto ocurre de la noche a la mañana, está equivocado. Es la suma de un esfuerzo continuo de la gente lo que lo hace posible.
¿Cómo recibió la noticia de la condecoración con la “Orden del Trabajo”?
Cuando me llamaron y me dijeron que la iba a recibir y el por qué, inmediatamente, pensé en Gold Fields, porque definitivamente si no estuviera en una empresa que me apoya y que se alinea a mi propósito de vida, no hubiera sido posible. Sin el equipo de trabajo con el que he ido desarrollando todos estos temas, no hubiera logrado nada.
¿Qué iniciativas han desarrollado en Gold Fields?
Se han hecho muchísimas cosas. Internamente, trabajamos planes de sensibilización sobre la diversidad y la equidad de género. Antes, cometíamos muchas fallas, incluso desde el lenguaje, cuando sacábamos un anuncio para reclutar gente. No nos dábamos cuenta de todos los paradigmas que había detrás. También implementamos un campamento inclusivo, con áreas que permiten a las mujeres poder sentirse seguras y cómodas, y nos dedicamos 100% a mantener ambientes tolerancia cero a la violencia. Asimismo, formamos un equipo motor conformado por distintas áreas y por colaboradores de distintos niveles para impulsar este objetivo en diversos frentes de gestión. Adicionalmente, se hizo un trabajo exhaustivo en la sensibilización de nuestros líderes mediante talleres de mentoring y de sesgos inconscientes, entre otros temas relevantes. Creamos políticas diversas e inclusivas, no solo dirigidas a los 250 compañeros que trabajan en nuestras minas, sino también a los 1,800 contratistas que tenemos. Implementar estas iniciativas en empresas terceras fue todo un reto.
¿En qué consistió el trabajo con las empresas externas?
En revisar sus políticas, ver sus valores y sus motivaciones. No solamente enfocarnos en los resultados que nos ofrecían, sino pensar en que trabajamos con personas, pensar en cómo ganarnos su confianza. Trabajamos en temas culturales, de cercanía, de confianza y de co-creación. Fue un arduo trabajo.
Pero su trabajo también se ha concentrado en otros ámbitos…
Realizamos conferencias y reuniones con estudiantes universitarios para aconsejarles cuál es el mejor camino para cumplir con sus metas. Muchas chicas estudian carreras de ciencias, pero en el camino quedan frustradas por frases como “no vas a poder llegar a tener una posición alta” o “la minería es para los hombres”, entre otras. Trabajamos con jóvenes para hacerles ver que sí pueden lograrlo. Desarrollamos talleres de mentoría también con algunas ONG, tenemos a WIM (Women in Mining), a los Amautas, diversas entidades donde hay gente joven para promover el desarrollo y el talento en el sector minero. Asimismo, apoyamos a instituciones como WAAIME, que busca desarrollar a los futuros líderes del sector a través de becas para jóvenes de escasos recursos.
¿En algún momento enfrentaron barreras o prejuicios en esta labor?
Desde el inicio hubo varias barreras. Queríamos que el lenguaje sea un poco más inclusivo. Nos dimos cuenta que hay un tema de formación importante que trabajar. Desde muy pequeñas, a las mujeres se nos educó con que no podemos hacer algunas cosas; sin embargo, el hombre sí puede. Es difícil romper ese esquema mental. Hubo mucha resistencia; incluso con las propias mujeres, porque nosotras mismas estamos educadas así. Por ello, era importante hacer los talleres de sesgos, una comunicación constante con casos reales para que la sensibilización cale y todos se comprometan con este objetivo. En general, estamos en un sector asociado al machismo donde existen muchos paradigmas y retos que enfrentar, y donde las oportunidades para las mujeres han sido bajas; el 7% de la población en minería son mujeres. No obstante, en Gold Fields, logramos que el 22% de nuestra fuerza laboral sea integrada por mujeres.
¿Qué trabajos vienen realizando en este momento?
Somos parte de una comunidad llamada Pride Connection, una comunidad constituida por muchas empresas que promueven el respeto a los derechos de la comunidad LGBT+, creando conexiones, fomentando el respeto a las personas y apoyando su desarrollo profesional. Al trabajar con ellos, rompemos uno de los mayores paradigmas, siendo la minería un sector tan masculino y machista.
¿Qué beneficios tiene la comunidad LGTB+ que trabaja con ustedes?
Gold Fields trabaja para crear un ambiente de protección para los grupos vulnerables y extiende sus beneficios a todas las parejas, independientemente de su conformación. Así, otorgamos el beneficio del seguro médico y damos licencia por matrimonio, tanto a parejas del mismo sexo como a las heterosexuales. Incluso, cubrimos el pago de la escolaridad a aquellos hijos de parejas homosexuales. Yo creo que las empresas podemos ir más allá de lo que la Ley establece, a pesar de que ésta aún no reconozca legalmente a las parejas del mismo sexo.
¿Esta fórmula se está replicando en otras empresas?
Lo bonito es que sí. Muchas empresas tienen el mismo interés. La mentalidad que tenemos en Gold Fields es de apertura, desde compartir nuestras políticas hasta lo que hemos avanzado. Nuestros datos están abiertos a las empresas de todos los rubros, intercambiamos buenas prácticas y aprendemos de otros. Con ello, participamos y formamos parte de diversos comités, con el fin de impulsar y compartir nuestro propósito para impactar no solo a nivel sectorial sino en cuanto a país.