Desde Adentro conversó con María Julia Aybar, presidenta del Comité Sectorial de Hidrocarburos (e) de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), quien, al cierre de su gestión, reflexiona sobre los retos, avances y desafíos del sector de cara al futuro.
¿Qué balance hace de su gestión al frente del comité sectorial?
Fue un año muy retador, con temas inesperados, como el evento fortuito del derrame de hidrocarburos que impactó en la reputación del sector; eventos externos que están fuera de nuestro control —como la guerra entre Rusia y Ucrania— que afectaron la disponibilidad de los recursos y generó el incremento de los precios de los combustibles, y que impactaron directamente en los consumidores y en las empresas, así como un incremento de la conflictividad social. Todo ello en el marco de un nuevo Gobierno sin experiencia y poco liderazgo, con continuos cambios de autoridades y una ausencia de cuadros técnicos expertos en la industria en puestos clave para la toma de decisiones en el sector. Esto limitó el impulso de un marco regulatorio promotor, transparente y predecible que aliente las inversiones, la sostenibilidad, la competitividad de la industria y nos brinde soluciones ante la actual problemática que aqueja al sector de petróleo y gas.
Destaco que, en medio de esta coyuntura, las empresas del sector de hidrocarburos han sido resilientes, adaptándose y colaborando en la búsqueda de soluciones y propuestas para continuar con la provisión de energía en el país.
¿Cuáles fueron los principales retos que enfrentó su sector?
El principal reto ha sido mantenernos activos en medio de un contexto de continua incertidumbre política y social. Tenemos un retroceso en el posicionamiento institucional, debido a una falta de planificación a largo plazo, el debilitamiento de las capacidades técnicas y una estructura altamente burocrática en el Estado que conllevó al deterioro en el liderazgo del sector y que no permitió enfocarse en los temas más importantes para la reactivación económica que tanto necesita el país luego del azote de los efectos de la COVID-19.
El sector sigue afrontando una crisis que se agrava de manera escalonada y eso tendrá un límite y punto de quiebre que no resistirá. Cada año la inversión en el sector sigue decreciendo. No se toman decisiones importantes, como definir lo que va a pasar con los próximos contratos por vencer. Ha pasado un año completo sin tener un norte en la decisión del Estado sobre el destino de los seis lotes petroleros en el noroeste —cuyos contratos vencerán entre el 2023 y 2028—, lo que impactará en los ingresos del Gobierno Regional, de las Municipalidades de la región Piura y sobre todo de la población local, desincentivando cualquier inversión que quiera hacerse en el sector. Se habla de seguridad energética, pero no se toman decisiones sobre lotes actuales, vigentes y con inversiones realizadas. Tampoco se busca incentivar la exploración de hidrocarburos para darle valor a nuestros recursos, teniendo en consideración el actual proceso de transición energética.
La conflictividad social no ha sido ajena a la industria de hidrocarburos; en la selva se han tomado barcazas e instalaciones y se tuvo que paralizar operaciones por más de un mes; también han continuado los ataques sistemáticos al Oleoducto Norperuano, sin establecer un plan de acción que atienda ello, y el final del año la toma de instalaciones de transporte de gas que pusieron en riesgo el suministro de energía al mercado local.
Finalmente, iniciativas desde el [Poder] Ejecutivo y Legislativo que afectan la seguridad jurídica, la predictibilidad para todos los agentes del mercado y la defensa de la igualdad en el trato para los actores en la cadena de producción y comercialización, constituyeron otro gran reto a enfrentar.
¿Qué avances se lograron en el sector?
Publicado el Informe Final de la Comisión Multisectorial, creada por Resolución Suprema N.° 108-2021-PCM, que tuvo como objetivo evaluar los alcances y acciones para ampliar las reservas de gas natural y fortalecer la industria de los hidrocarburos, vimos por conveniente impulsar un estudio independiente de demanda de gas natural al 2040, a cargo de una consultora de reconocido prestigio, para ampliar el conocimiento que en el país se tiene sobre estos temas, el mismo que está en ejecución. En esa línea, el MINEM nos informó que están gestionando la realización de un Estudio de Demanda de Gas Natural en el sur del país, con información de campo, lo cual consideramos es necesario y urgente.
En lo que respecta al Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, hay avances en los pagos de las deudas a las empresas. Asimismo, se han identificado y advertido ante las autoridades problemáticas del funcionamiento del [Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles] (FEPC) que inciden en su naturaleza, efectividad y operatividad.
¿Qué avances destacaría desde la gestión interna del sector?
Gremialmente, se ha trabajado para coadyuvar con opiniones técnicas para iniciativas legislativas que proponen masificación de gas natural que inciden en el sector minero energético.
En materia ambiental, uno de los resultados más relevantes es la sistematización de iniciativas de mitigación y adaptación al cambio climático desarrolladas por las empresas de hidrocarburos asociadas a la SNMPE, a cargo de una empresa de reconocida trayectoria que evidenció el valioso aporte del sector de hidrocarburos al esfuerzo global frente al cambio climático del Perú, conformado por 53 acciones climáticas que además aportan a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Asimismo, se han planteado propuestas de mejora regulatoria, que permitan al sector hidrocarburos contar con normas y procedimientos predecibles y eficientes que se trabajaron con la Mesa Ejecutiva Minero Energética del Ministerio de Economía y Finanzas.
Desde el lado comunicacional, se ha participado activamente en talleres regionales con periodistas realizados en Talara, Cusco, Lima, Iquitos y Pucallpa, con la finalidad de difundir los desafíos que enfrenta el sector y las oportunidades de desarrollo. Asimismo, se ha continuado con el fortalecimiento de la marca “Impulsando el Desarrollo”, cuyos resultados se han traducido en un mejor y más amplio conocimiento e identificación de la ciudadanía con nuestras actividades.
En cuanto al aporte del sector para el desarrollo del país, hemos organizado eventos propios para el sector y también hemos participado en los eventos más importantes del sector petróleo y gas.
¿Qué desafíos quedan pendientes?
Creo que muchos, pero dentro de los más resaltantes se encuentran el seguir impulsando las mejoras necesarias para lograr la eficiencia, efectividad y mejor operatividad del FEPC para lograr su propósito ante los escenarios de alta volatilidad de los precios, pero también la necesidad de contar con un mecanismo de pago predecible para acabar con la incertidumbre que hoy enfrentan los productores e importadores.
Asimismo, continuar con el impulso de una hoja de ruta para promover las inversiones, mejorar la competitividad de las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos y el desarrollo de los campos existentes. También es necesaria la adopción de una política pública respecto del tratamiento de los contratos próximos a vencer en el noroeste, así como seguir impulsando la masificación del gas natural para que este combustible llegue a la mayor cantidad de regiones en beneficio de las familias, comercios e industrias.
Respecto a la conflictividad social en las zonas donde se desarrollan las actividades, es muy importante insistir que el Estado cumpla con asegurar la implementación del Plan del Cierre de Brechas para la población del ámbito petrolero en la Selva Norte, que busca mejorar las condiciones de vida de la población y, en particular, de las comunidades nativas, por medio de una mayor presencia y un accionar articulado y coadyuvar a que las poblaciones obtengan el mayor beneficio sobre el canon y sobre canon petrolero de las zonas productoras.
Finalmente, impulsar una definición de la hoja de ruta de la transición energética desde el Ministerio de Energía y Minas que contemple el uso de los combustibles fósiles y su coexistencia con las energías renovables.