A las deficiencias que padece el Perú para contar con servicio de agua de calidad, se suma la fuerte amenaza del cambio climático. En estos puntos coincidieron los invitados internacionales durante sus intervenciones en la segunda jornada del XII Simposium del
Agua.
Christian Borja, economista senior de la Unidad Global de la Práctica del Agua del Banco Mundial, advirtió que una de las paradojas de nuestro país radica en que, donde se concentra la mayor cantidad de población y de los sectores productivos, hay poca agua; mientras que donde hay poca población está la mayor cantidad de este recurso. “Los balances hídricos denotan una clara escasez”, precisó.
Para mitigar la creciente demanda ante el stock de agua se deben reforzar los sistemas de precios y valoración del agua. “Debemos generar soluciones para que ese stock se incremente, y así promover equilibrios entre oferta y demanda”, señaló Borja. Precisamente, el ejecutivo propone que una de las propuestas se podría encontrar en una mejora de la eficiencia operacional y financiera de las empresas que dan este servicio público. “Porque donde hay más pobreza, hay menor inversión y eficiencia de estas empresas”, apuntó.
Martín Walter, especialista en el Sector Extractivo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), complementó con cifras lo referente al diagnóstico peruano. Al 2020, solo el 39% de la población tenía acceso al agua con niveles adecuados de calidad; un 57% solamente contaba con acceso al agua las 24 horas del día (95% en el área urbana y 76% en el área rural); y un 18% de las áreas rurales tiene brechas en la cobertura y en la calidad de los servicios de agua potable. Agregó que, sobre todo en dichas áreas, existen deficiencias en los servicios de alcantarillado, saneamiento y medidas de higiene.
“Frente a los reclamos sociales, se presenta una enorme oportunidad para que las inversiones mineras sean visiblemente vinculadas con la solución de los desafíos sectoriales y estratégicos del Perú, sobre todo en el sector del agua, por las implicaciones simbólicas y culturales”, enfatizó. Asimismo, recalcó sobre este punto que será necesaria una integración entre los planes de inversión privada de los proyectos mineros, con los planes de desarrollo hídrico público, que vayan más allá de obras por impuestos o iniciativas individuales. “[Hay que] conseguir una visión integral para trabajar conjuntamente para el desarrollo”, añadió.
Innovación en la gestión hídrica
Durante la jornada, también se describieron los casos de innovación tecnológica de tres compañías mineras que operan en nuestro país. En Cerro Corona (Cajamarca), operación de Gold Fields, viene funcionando, con éxito, una planta de tratamiento de agua en la que la inyección de CO 2 permite neutralizar la acidez de esta. Con este proceso, se logra un control adecuado del agua, lo que les ha permitido, además de tratar y descargar la cantidad necesaria para preservar el ecosistema, tener una operación segura y la aplicación de una tecnología amigable con el medio ambiente.
Compañía de Minas Buenaventura viene implementando observatorios digitales de agua, una herramienta tecnológica que envía información geoespacial de diferentes operaciones en sus respectivas cuencas. Los inventarios de cantidad y calidad de agua les sirven para monitorear el recurso y, por supuesto, para cumplir con las obligaciones ambientales que deben ser reportadas al Estado. También, los observatorios han servido para transparentar información, promover la ciudadanía ambiental e involucrar a los diferentes actores de las áreas de influencia.
En La Arena (Huamachuco, Trujillo), Pan American Silver viene implementando un plan de gestión del agua a través de GoldSim, un software especializado que les permite medir el volumen y la calidad del agua. Dentro de la planificación que tiene, la minera recircula 18 millones de metros cúbicos de agua al año, con el fin de optimizar el recurso hídrico. También, reutiliza aproximadamente 295 m3 de aguas tratadas para regar los caminos de la zona.
