La minera Antapaccay ha establecido un programa integral en Derechos Humanos para evaluar los riesgos, y prevenir y mitigar los impactos que podría generar su operación en la provincia de Espinar, en Cusco. Se trata de una gestión transversal con un proceso de debida diligencia, y que está a lo largo de toda su cadena de valor. Por eso, abarca a trabajadores, contratistas y comunidades.
Gracias a esta práctica, la empresa no ha tenido ningún incidente que afecte los Derechos Humanos ni repercuta en su reputación corporativa. Con un énfasis especial en la promoción de la igualdad y equidad de género, la diversidad y la inclusión, maneja indicadores de gestión que luego son reportados de forma mensual al Comité de Derechos Humanos, integrado por el gerente general y los líderes de las diferentes gerencias.
Para fortalecer sus resultados en este tema, la empresa ha tomado como una de sus prioridades la capacitación de sus más de 1,700 trabajadores y de 46 empresas contratistas, que además se han adaptado e implementado sus propios planes de Derechos Humanos.
A estas capacitaciones hay que sumar 450 estudiantes de colegios urbanos y rurales, y cerca de 500 personas de comunidades en la zona de influencia de la minera que han participado de talleres sobre prevención de violencia de género, en alianza con el Colectivo Ni una Menos y Centro de Emergencia Mujer.
Un factor importante en el tema de Derechos Humanos ha sido el compromiso de la empresa por promover la igualdad de oportunidades, y por reconocer y respetar la diversidad, generando condiciones para un mejor clima laboral y para el desarrollo local e inclusivo.
Para ello, capacita a mujeres locales con el fin de empoderarlas y aumentar sus posibilidades de conseguir empleo, y a nivel interno brinda capacitaciones específicas en prevención del hostigamiento sexual.
Compañía Minera Antapaccay cuenta, además, con un plan de comunicación y sensibilización en Derechos Humanos, que llega a sus stakeholders internos y externos a través de diversos medios.
A esto se suman siete canales de atención de quejas y reclamos, tanto en español como en quechua, que buscan generar confianza y mejorar los niveles de satisfacción de los trabajadores y de la población que vive en su zona de influencia.