Desde el 2012, por iniciativa del World Energy Forum, se estableció el 21 de octubre como fecha del Día Mundial del Ahorro de Energía. Existen maneras de hacerle frente a los efectos del calentamiento global y mitigar el cambio climático. Por ejemplo, a partir del uso de mejores tecnologías en los diversos procesos de las empresas, se puede hacer más eficiente el consumo de energía. O, de manera específica en las personas, con un cambio de hábitos que les permitan tener un consumo responsable.
Todos podemos contribuir con pequeñas acciones, como utilizar focos LED, aprovechar la luz natural o desenchufar los aparatos que no se utilicen. Son estas decisiones individuales de ahorro de energía las que sumadas pueden tener un efecto positivo para el planeta.
En el caso de la energía eléctrica, las empresas distribuidoras vienen guiando a sus consumidores. Hoy, a través de las redes sociales, tienen un mayor alcance para difundir regularmente consejos o promover campañas de ahorro energético.
Por ejemplo, Enel ha desarrollado el espacio web “Energía sin dudas”. Allí, explican con vídeos didácticos cómo calcular el consumo eléctrico, tips para ahorrar energía en casa, consejos de seguridad, entre otros temas.
O también se dan charlas o guías para públicos específicos, como las del programa “Tu colegio con energía” de Electrosur, que capacita a escolares de Moquegua y Tacna; mientras que las empresas del Grupo Distriluz (Enosa, Ensa, Hidrandina y Electrocentro) han potenciado el programa “Aprendiendo con energía”, que entre el 2021 y 2022 aprovecharon estudiantes y docentes de Tumbes, Piura, Lambayeque, Cajamarca, La Libertad, Junín, Ayacucho, Huánuco, Pasco y Huancavelica.
Pero más allá de que las personas opten por un menor consumo energético, los Gobiernos han asumido compromisos internacionales para promover el uso racional de energía en sus países o dictar normas en favor del desarrollo de energías con un menor impacto en el medio ambiente. En ese sentido, las empresas de todos los sectores tienen un papel protagónico en el ahorro de energía.
Y entre los sectores intensivos en el consumo de energía destaca la minería, que —siguiendo la tendencia global— está encaminada hacia la transición energética. Es decir, que está migrando al consumo de energías que reduzcan sus emisiones de carbono. Se trata de un cambio de paradigma al que se están sumando tecnologías para optimizar el uso de la energía, como el uso de herramientas digitales y equipos autónomos.
La minería moderna tiene el reto de ser más eficiente y reducir el costo energético de sus operaciones para ser más competitiva y amigable con el medio ambiente. Así, sus siguientes pasos apuntan hacia la electromovilidad y a la adopción del hidrógeno verde como combustible.