Hacia el año 2013, la relación entre la operación minera de Antapaccay y las empresas de la provincia de Espinar, en Cusco, era mínima. “Teníamos proveedores locales muy básicos, que se encargaban de proveer abarrotes, alquiler de camionetas y servicios complementarios de limpieza”, recuerda Giancarlo Pisfil Manrique, gerente regional de Suministros Estratégicos y Compras Locales de Glencore, empresa matriz de Antapaccay.
Con el paso de los años, esa situación cambió de forma radical. En el 2023, las contrataciones a proveedores locales sumaron S/ 260 millones, y en 2024 alcanzaron los S/ 302 millones, “cifra récord en los últimos 11 años de la vida de Antapaccay”, señala el ejecutivo. La meta trazada para los próximos años es aún más ambiciosa. “Lo que nosotros esperamos de aquí a tres años es llegar a los S/ 400 millones”, proyecta Pisfil.
Detrás de estas cifras hay una interesante estrategia de fortalecimiento del ecosistema empresarial en la provincia de Espinar. “El programa es un proceso constante”, explica Pedro Huerta, supervisor de Desarrollo de Proveedores de Antapaccay. “Desde el área de Aprovisionamiento vemos el desarrollo de proveedores como un proceso permanente en el cual, a través de capacitación, asistencia técnica, y monitoreo, ayudamos a las empresas locales, primero a integrarse a nuestra cadena de abastecimiento, a homologarse a nuestros estándares para luego establecer relaciones comerciales de manera regular, de acuerdo a su evolución”, añade.
Actualmente, el 20% del total de servicios contratados por Antapaccay corresponde a proveedores locales, el doble de lo que se registraba hace algunos años. “Ha habido un crecimiento porque empezamos con cerca del 10%. Ya en el 2022 teníamos 17% del monto total de las compras que hacemos, y actualmente estamos en el 20%. En realidad, en los últimos tres años tenemos un crecimiento continuo en la contratación de servicios de empresas locales y es sostenible”, precisa Huerta.
Dos programas, dos velocidades
La estrategia de desarrollo de proveedores de Antapaccay se despliega mediante dos programas diferenciados. El primero se orienta a empresas comunales que recién se suman a la cadena de abastecimiento. “Para ello tenemos un programa denominado Fortalecimiento de Empresas Comunales. Es un trabajo de, primero, hacer un diagnóstico para ver en qué situación se encuentra, en qué estado de madurez. Luego, un plan de mejora para ayudarlos a superar aspectos críticos. Y hay una etapa de capacitación, asistencia técnica, principalmente para preparar propuestas técnicas para que participen en licitaciones y tengan una opción de ganar e incorporarse a la cadena”.
El segundo programa apunta a empresas con más recorrido. “A ellos se les da soporte a otro nivel. Lo hemos denominado Aceleradora de Empresas, que busca identificar puntos críticos y trazar un plan estratégico que les ayude a desarrollar sus potencialidades para dar el siguiente paso e incursionar en servicios más especializados y proyectarse a nuevos mercados”, explica Huerta.
Pisfil detalla que estas empresas “hacen movimiento de tierras, paradas de planta, sistemas HDPE y temas especializados de fajas” y ahora se busca “que se expandan no solo al Perú, sino que tengan oportunidades de trabajo en otras operaciones de Glencore, como Chile”.
Actualmente, la base de datos de proveedores locales incluye a más de 120 empresas espinarenses activas, muchas de las cuales ya realizan servicios complejos. Este año, por ejemplo, se espera incluir alrededor de 18 nuevas empresas a la cadena de abastecimiento y “superar la cifra de S/ 302 millones que establecimos el año pasado”.
Desafíos estructurales y culturales
Incorporar proveedores locales a servicios complejos no ha sido sencillo. “Para que puedan prestar servicios en Antapaccay y tener un contrato, deben participar en licitaciones, entonces compiten con proveedores nacionales que tienen más experiencia”, señala Huerta. “Por eso hacemos este programa permanente de soporte, para que puedan superar esas barreras y ganar una licitación”, agrega.
Otro reto ha sido acompañar el tránsito de una lógica comunal a una de gestión más empresarial. “Es decir, las empresas locales y comunales son conscientes que deben asumir el rol de proveedor minero, implementando prácticas de trabajo seguro, alineándose con las políticas y estándares que exige la industria minera y ejecutar los contratos a la altura de las expectativas del cliente. Todo esto implica contar con una dirección técnica, por lo que muchas empresas contratan gerentes de carrera o se preocupan por formar cuadros técnicos”, refiere Huerta.
Una estrategia transversal
El trabajo con proveedores no recae únicamente en el área de Aprovisionamiento. “También participa activamente el área de Gestión Social y también los usuarios de los servicios que se contratan. Todos hacemos equipo y todos apoyan el fortalecimiento de estas empresas, de una u otra manera”, explica Huerta.
Uno de los espacios más importantes de esta estrategia es el taller ABC, un evento que se realiza en Espinar y que reúne a proveedores locales y nacionales. “Invitamos a todos los proveedores para compartir con ellos nuestras políticas, procedimientos y también hacer una suerte de networking entre los locales y los nacionales para que entre ellos también puedan hacer negocios”, comenta el ejecutivo.
Además, se ha generado un catálogo de más de 200 firmas locales homologadas para que proveedores externos que operan en la zona puedan acceder a servicios como alimentación, transporte u hospedaje, generando un efecto multiplicador en la economía local. “Ese es otro espacio donde también se está generando valor al territorio”, indica Huerta.
Formación técnica para una integración real
Un componente clave es la formación de mano de obra local calificada. “Se han identificado cuáles son los perfiles más demandados, por ejemplo, a nivel de las empresas contratistas”, explica Huerta. “Y desde el área de Gestión Social se están haciendo esfuerzos para preparar a gente de la comunidad, a jóvenes principalmente, en líneas de carrera que cubran esa demanda”, añade.
La estrategia incluye programas de formación técnica y profesional, así como una bolsa de empleo local que canaliza las necesidades de los contratistas.
Más que una meta, una responsabilidad
Para Glencore, la apuesta por los proveedores locales responde a una convicción estratégica. “El hecho de trabajar con proveedores locales ya no es una opción como era en el pasado. Ahora es una obligación desde el punto de vista del desarrollo social dentro del territorio y de dar oportunidades a las empresas en las zonas donde operamos”, afirma Pisfil.
“Esto es muy importante, porque cuando una operación o grupo minero desarrolla un proyecto, tiene la obligación de involucrar en la cadena a los proveedores locales para que se beneficien de este crecimiento y podamos desarrollar valor compartido: nosotros producimos nuestro concentrado y, a su vez, ellos mejoran su calidad de vida a través de la generación de trabajo y de empresas”, concluye.