Desde Adentro conversó con el director de Videnza Instituto y exministro de Economía, Luis Miguel Castilla, sobre el balance del sector minero energético en el 2024 y cómo le irá al sector en próximo 2025. A continuación, sus impresiones.
¿Según sus estimaciones, ¿cómo cerró en cifras el sector minero energético (minería, electricidad e hidrocarburos) en el 2024? ¿Qué factores incidieron en su evolución?
En 2024, el sector minero energético peruano mostró un crecimiento moderado. La minería metálica registró un incremento acumulado de 2.9% entre enero y octubre, impulsado principalmente por las mayores extracciones de cobre, molibdeno, plata, plomo y estaño. Durante el mismo periodo, la producción de cobre se incrementó 1.5% por la mayor extracción de Chinalco, Southern, Antamina y Las Bambas. Además, se registró un incremento de 30.1% en producción de molibdeno por la mayor extracción de Antamina, Southern, Chinalco y Las Bambas.
En el sector eléctrico, entre enero y octubre se produjo un crecimiento de 2.4%. asimismo, a lo largo del año se observó una expansión en la capacidad instalada, con inversiones en energías renovables y mejoras en la infraestructura de transmisión. No obstante, persisten desafíos relacionados con la calidad del servicio y la satisfacción del usuario.
Por último, en hidrocarburos, según el último Reporte de Inflación del BCRP se revisó a la baja el crecimiento de 3.7% a 2.6% por los problemas que reportó el Lote 95 para embarcar su producción durante los meses de septiembre y octubre.
¿Cómo las grandes inversiones influyeron en el crecimiento de estos sectores?
Las grandes inversiones han sido cruciales para el crecimiento observado en los sectores minero y de hidrocarburos durante 2024, reflejando un impacto directo en el incremento de la producción y en la capacidad de operación de los proyectos.
En el sector minero, las inversiones han permitido no solo mantener sino aumentar la producción de metales clave. En el caso del cobre y el molibdeno, empresas como Chinalco, Southern, Antamina y Las Bambas realizaron ajustes significativos en sus planes de producción y destinaron recursos para enfrentar desafíos técnicos. Por citar un ejemplo, la optimización en el procesamiento del mineral en Las Bambas. Asimismo, en cuanto a la plata y el plomo, la entrada en operación de proyectos como Yumpag y el reinicio de Uchucchacua por parte de Buenaventura fueron resultado de importantes desembolsos destinados a reactivar operaciones y desarrollar nuevas iniciativas. Respecto al estaño, la producción de Minsur también creció, gracias a la inversión en tecnología y optimización de procesos.
Mientras tanto, en el sector hidrocarburos, el ligero incremento en la producción de petróleo se debe a los nuevos pozos del lote 95 (18H, 19H, y 20H), que se desarrollaron gracias a inversiones significativas en perforación y equipos. Además, el reinicio de operaciones en el lote Z-1, que estuvo paralizado desde la pandemia, evidencia el impacto de recursos destinados a reactivar activos estratégicos. Por otro lado, el pequeño crecimiento en la producción de líquidos de gas natural también se relaciona con mejoras en las capacidades operativas, incluyendo infraestructura de transporte y almacenamiento.
¿Cuánto ha golpeado las economías ilegales en la actividad minero energética?
Las economías ilegales han afectado significativamente el sector minero energético en el Perú, especialmente a través de la minería ilegal, generando impactos económicos, sociales y ambientales adversos. Hubo un impacto económico directo. La minería no formal (informal e ilegal) genera pérdidas anuales de S/ 23,760 millones, equivalente al 2.5% del PBI nacional. Esto incluye costos directos por evasión fiscal y costos indirectos como deterioro ambiental y conflictos sociales. La minería ilegal representa el 39.3% de la producción nacional de oro, con un valor estimado de USD 4,000 millones. Además, se dio una desintegración de los encadenamientos productivos. La minería ilegal disminuye el efecto multiplicador de la actividad minera en otros sectores económicos. Según un estudio realizado por Videnza Instituto, en regiones con alta presencia de minería informal, los encadenamientos productivos son menores.