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A 30 años del impulso privado que revolucionó la distribución eléctrica en Lima

Este año se cumplieron tres décadas desde que las empresas de distribución eléctrica de Lima y el sector ha experimentado una transformación radical: de un modelo estatal a uno de mercado, competitivo e impulsado por la inversión privada.

En 1990, el sector eléctrico en Perú atravesaba una grave crisis. Las tarifas no cubrían los costos de producción y las empresas públicas enfrentaban serias limitaciones económicas debido al daño en su infraestructura como consecuencia de actos terroristas, así como la escasa inversión estatal, que por entonces estaba más centrada en intentar controlar los precios que en fortalecer el sector de servicios públicos, lo que generaba un mercado eléctrico al borde del colapso. Solo el 40% de los costos reales del servicio eran cubiertos por las tarifas; mientras que el 60% restante se subsidiaba, generando pérdidas en las empresas públicas.

En este contexto, existían únicamente empresas públicas en el sector, las cuales presentaban altos costos operativos y una calidad de servicio deficiente. Además, el acceso a la electricidad era limitado: 5 de cada 10 peruanos no tenían servicio eléctrico y, en las zonas rurales, la situación era aún peor. La instalación de medidores domiciliarios podía tardar hasta 45 días y, en caso de emergencias, la atención para reponer la energía podía demorar hasta 27 horas. Estas deficiencias reflejaban la falta de inversión y las carencias en la infraestructura, lo que llevaba a que las empresas tuvieran pérdidas anuales superiores a los US$ 200 millones.

Con el inicio de los años 90, el Perú comenzó a implementar un conjunto de reformas estructurales radicales que buscaban reducir la intervención estatal y fomentar la inversión privada. La participación del sector privado en las empresas públicas fue uno de los pilares de estas reformas, y el sector eléctrico fue uno de los primeros en experimentar este cambio.

Fue en 1992 cuando la nueva Ley de Concesiones Eléctricas derogó la antigua Ley General de Electricidad, e introdujo la competencia en un mercado anteriormente monopólico. Con ello se inició el proceso de participación privada en las empresas del sector, entre ellas Electrolima, la empresa que atendía el mercado capitalino que se dividiría en empresas especializadas en las distintas actividades del negocio: generación y distribución, incluyendo la creación de Edelsur, hoy conocida como Luz del Sur; y Edelnor, hoy Pluz Energía. Ambas se encargaban de la distribución de energía en las zonas sur y norte de Lima, respectivamente.

En 1994, Edelnor, junto con Edelsur, fueron las primeras empresas estatales en ser gestionadas por el sector privado, marcando el inicio de la intervención de capital privado en la distribución eléctrica en Lima. Este proceso es fundamental y resultó en mejoras significativas en la calidad del servicio, como la reducción de los tiempos de atención de emergencias y las pérdidas de energía: el tiempo de atención pasó de 27 horas en 1994 a solo una hora en 1999.

“Con la adjudicación de ambas empresas al sector privado, se cerró con éxito el proceso que permitió el ingreso de capital privado en la distribución eléctrica en Lima. Sus resultados pueden verse hoy en día: “prósperas empresas privadas que cubren todas sus zonas de concesión y atienden adecuadamente las necesidades de sus usuarios, en contraste con la poca eficiencia de las empresas estatales de la época”, cuenta Daniel Hokama Tokashiki, exministro de Energía y Minas, en una reciente memoria de Luz del Sur con motivo de sus 30 años de gestión.

Entre 1994 y 1996, el proceso de participación de las empresas eléctricas privadas resultó en la venta del 55% de la capacidad de generación y el 60% de la distribución. Este proceso no solo impactó en las empresas de distribución, sino que transformó la estructura del mercado eléctrico en Perú y comenzó a cambiar el rumbo de la baja electrificación, especialmente en Lima y otras regiones, promoviendo un crecimiento en la cobertura que antes era impensable, y transformó un sector deficiente en uno mucho más competitivo.

Luz del Sur comenzó su historia en el sector eléctrico con un equipo humano visionario que, con el respaldo de la inversión privada, logró transformar la distribución eléctrica en la zona sur de Lima. En sus primeros años, atendió a 480,000 clientes en una zona de concesión de 3,000 km² y enfrentó una serie de desafíos derivados de la infraestructura deficiente heredada del modelo estatal.

Tras la apuesta inicial, Edelnor cambió varias veces de propiedad. En un momento, fue adquirida por Inversiones Distrilima, y más tarde, en 2016, fue absorbida por Enel. En 2023, Enel expandió su zona de concesión, cubriendo 52 distritos en Lima y Callao; implementó 31,435 km de redes eléctricas, un aumento del 2.27% respecto al año anterior; invirtió más de S/ 580 millones en infraestructura, digitalización y sostenibilidad, implementando tecnologías como vehículos eléctricos, luminarias LED y gestión de residuos; modernizó las subestaciones de Supe y Chavarría, beneficiando a más de 240,000 clientes; y, en los últimos 4 años, ha llevado energía formal y segura a más de 50 mil nuevos clientes en zonas vulnerables, generando más oportunidades y contribuyendo con su desarrollo.

En el ámbito social, Enel electrificó más de 30,000 lotes y mejoró el alumbrado en 127 losas deportivas. Además, alcanzó un crecimiento histórico en ventas de energía (+2.49%) y aumentó sus ingresos totales en un 5.8%, alcanzando 4,149 millones de soles. Además, destacó en el ranking global de diversidad e inclusión, ubicándose entre los primeros 100 del Refinitiv Global Diversity & Inclusion Index.

En junio de 2024, Enel Distribución Perú se convirtió en Pluz Energía. Este proceso de adquisición y cambio de nombre refleja la evolución del sector y la consolidación de las empresas distribuidoras en el Perú.

Mejoras y beneficios

Así, la participación del sector privado trajo consigo una serie de beneficios, entre ellos la mejora en la calidad del servicio y la reducción de pérdidas, destacó Pedro Sánchez Gamarra, exministro de Energía y Minas. Efectivamente, la capacidad instalada de generación eléctrica se incrementó (aumentó más de un 246% desde 1995, alcanzando 15,446 MW en 2023), y la cobertura del servicio se expandió notablemente. El Perú, que antes enfrentaba cortes de luz prolongados y un acceso limitado a la electricidad, logró mejorar significativamente la calidad del servicio, gracias a las inversiones privadas, la modernización de su infraestructura y la adopción de nuevas tecnologías. El sector pasó de ser ineficiente y subsidiado a ser uno más competitivo.

César Butrón Fernández, presidente del Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES), destacó la importancia de este proceso: “En el Perú, el 70% de la generación y el 100% de la transmisión eléctrica están en manos privadas. Las inversiones que llegaron gracias a la privatización han sido fundamentales para el desarrollo de la calidad en el Perú”. Sin embargo, también subrayó que el reto del futuro pasa por lograr que las inversiones en el sector sigan llegando a la velocidad que el país necesita para mantener su competitividad.

A lo largo de los años, Luz del Sur ha avanzado mucho, no solo en cobertura y calidad del servicio, sino también en la adopción de tecnologías de vanguardia. La empresa ha implementado soluciones como redes eléctricas inteligentes y medidores inteligentes, que permiten a los usuarios controlar mejor su consumo energético y optimizar los recursos. Estas innovaciones han sido clave para garantizar la sostenibilidad del servicio y la eficiencia energética. Hoy, con 30 años de existencia como empresa privada, Luz del Sur ha aumentado su zona de concesión a 3,692 km², atendiendo a más de 5 millones de personas en 65 distritos, con casi 1.3 millones de clientes.

De igual manera, a través de su integración con el grupo Enel, Pluz Energía adoptó nuevas tecnologías, implementó tecnologías digitales y amplió su presencia en el mercado con proyectos innovadores. Además, logró un aumento del 2.3% en su base de clientes, que llegó a 1.589 millones, debido principalmente a nuevas conexiones residenciales. Este crecimiento y la mejora continua en la calidad del servicio son testimonio de los beneficios que ha traído al sector eléctrico peruano la participación del sector privado. Sin duda, una de las reformas más exitosas de las últimas décadas.