Aunque el camino hacia un ecosistema de innovación en la minería peruana está lleno de retos, también presenta oportunidades únicas. Así quedó demostrado en el marco del bloque “Ecosistemas de Innovación”, en el que Andrés González, gerente general del Centro Nacional de Pilotaje (CNP) de Chile, realizó una exposición sobre el “Ecosistema de innovación de la industria minera en Chile. Experiencia del Centro Nacional de Pilotaje”, destacando cómo la colaboración entre empresas, academia y Gobierno ha sido esencial para el desarrollo de tecnologías disruptivas en el país vecino.
El CNP, una entidad sin fines de lucro que surge de una iniciativa público-privada está a la vanguardia de la innovación tecnológica en la minería chilena. Desde su creación en el 2019 ha trabajado para probar y validar nuevas tecnologías en entornos representativos, lo que permite a las mineras realizar pruebas a escala real con datos significativos para sus operaciones, con el objetivo de mejorar la eficiencia y sostenibilidad de las operaciones mineras.
En la actualidad, el CNP se ha convertido en una pieza clave en la articulación y generación de capacidades en un sector que se enfrenta a la necesidad de adaptarse y evolucionar en un entorno cambiante. Según González, “el conocimiento se tiene que transformar en innovación, entendiendo la innovación como la generación de valor”. Esta premisa, que se ha convertido en un mantra dentro del CNP, refleja la necesidad de que la minería no solo extraiga recursos, sino que también los convierta en beneficios tangibles para la sociedad.
Tres etapas
El proceso de articulación y colaboración entre el CNP y las demás entidades del ecosistema de innovación minera en Chile ha sido un viaje en tres etapas. La primera consistió en un diálogo abierto con diversos actores de la triple hélice: universidades y academia, industria y sector público. Esto permitió identificar las necesidades y los “dolores” que requerían atención.
En la segunda etapa, nació el CNP y se comenzó a consolidar su capacidad operativa, formando alianzas con sus socios fundadores, como la Universidad de Chile, la Universidad Católica, la Universidad Santa María y la Universidad de Antofagasta. A través de estas conexiones, en una etapa posterior, comenzaron a firmar convenios y generar proyectos conjuntos con diferentes mineras, fortaleciendo su compromiso con la innovación y la tecnología.
“En esta tercera etapa, hemos demostrado que nuestros esfuerzos están rindiendo frutos. Recientemente, celebramos eventos en Santiago y Antofagasta, donde reunimos a más de 500 personas de alrededor de 150 organizaciones, incluyendo startups, fondos de inversión, academia y centros de investigación. Este espacio de encuentro permitió generar confianza y explorar nuevas oportunidades en el ámbito de la minería del futuro, donde la tecnología y el desarrollo sostenible son claves”, afirmó.
“Hemos logrado generar una masa de distintos representantes y actores, cada uno con un propósito común: innovar y desarrollar capacidades”, agregó González.
Innovación: un diálogo multisectorial
Kenji Alex, director de Innovación del Ministerio de la Producción, abrió el diálogo del panel destacando el reto de alinear al Gobierno, la academia, la industria y la comunidad, y enfatizó que la hoja de ruta tecnológica para los proveedores de la minería busca caracterizar sus necesidades y fortalecer la relación con los usuarios de nuevas tecnologías. “Chile nos muestra que el trabajo conjunto es clave para dinamizar el ecosistema de innovación”, aseveró. Además, destacó el interés de crear un centro de pilotaje similar en el Perú, para fomentar el desarrollo de tecnologías aplicables al sector minero local.
Por su parte, José Deustua, director de UTEC Ventures, abordó los desafíos que enfrentan los startups peruanos. “El financiamiento y la apertura del sector privado son clave para la escalabilidad de estos emprendimientos tecnológicos”, indicó. Asimismo, destacó que el ecosistema de innovación en el Perú ha sido impulsado por programas como Startup Perú, que ha facilitado la creación de redes de inversión y financiamiento para startups. Sin embargo, advirtió que “es necesario un compromiso más decidido por parte de las empresas mineras para invertir en soluciones tecnológicas que no solo mejoren la eficiencia, sino también la sostenibilidad de sus operaciones”.
Deustua también hizo hincapié en la importancia de la relación entre la academia y la industria. “Las universidades son un semillero de talento joven y dinámico que busca aprender y probar nuevas ideas”, expresó. En este sentido, instó a las empresas a formalizar la colaboración con las universidades para desarrollar soluciones innovadoras. “Es fundamental que se empiece a formalizar más esta relación para que podamos generar un círculo virtuoso en el que la inversión en tecnología beneficie a ambos sectores”, concluyó.
Pamela Antonioli, gerente general del Hub de Innovación Minera del Perú, expresó su preocupación por la calidad educativa de las nuevas generaciones. Resaltó que “el talento es nuestra materia prima”, y criticó el sistema actual que limita el potencial de los jóvenes. “Para generar un ecosistema de innovación más dinámico y colaborativo es fundamental que el sector minero se anime a probar nuevas ideas en un entorno seguro. La confianza se construye a través de la interacción. Y actores como las universidades, incubadoras y asociaciones pueden facilitar estas conexiones. Es vital que las empresas mineras reconozcan que no están compitiendo entre sí, sino que pueden aprender y colaborar en beneficio del sector”, afirmó Antonioli a Desde Adentro.
Por su parte, Carlos Calderón, gerente general de Vixora —el brazo de innovación y tecnología de Ferreycorp, dedicada a las industrias pesadas—, señaló que “los emprendedores a menudo carecen de los recursos económicos necesarios para soportar años de pruebas y ajustes. Asimismo, destacó que es crucial tener en cuenta que las tecnologías diseñadas en lugares como Canadá o Australia necesitan ser personalizadas a cada operación minera, ya que cada una presenta características y desafíos únicos”.
Lecciones aprendidas
Alex enfatizó la necesidad de “incomodarnos positivamente” como un primer paso esencial para lograr cambios significativos. Según su perspectiva, la creación de un ecosistema de innovación en la minería peruana se sostiene en la identificación de una “masa crítica”. Subrayó que, a pesar de que la minería tradicionalmente ha sido recelosa de la innovación, es crucial avanzar en la caracterización del sector para identificar oportunidades y talentos que permitan el desarrollo tecnológico.
Por su parte, Deustua apuntó a la necesidad de un balance entre el apoyo estatal y la iniciativa privada para fomentar el crecimiento del ecosistema. “El motor ha sido el Estado, pero si no hay un compromiso del sector privado, avanzaremos a la velocidad que este imponga”, afirmó. El experto llamó a la acción, sugiriendo que las empresas deben “poner su dinero donde desean que ocurran cambios”, a fin de crear incentivos que atraigan y retengan talento en la minería.
Calderón cerró el panel resaltando que es el momento oportuno para construir un ecosistema robusto de innovación y tecnología. “Es crucial que las empresas mineras se sienten a la mesa con todos los actores del ecosistema, con un propósito común: construir un ecosistema robusto de innovación y tecnología. Esto requiere de un plan de trabajo a largo plazo, de al menos 5 a 10 años”, afirmó.
En cuanto a las lecciones aprendidas en el CNP, González enfatizó a Desde Adentro la importancia del diálogo abierto y la gestión de expectativas. “Es fundamental entender lo que realmente se necesita y ser responsables en cuanto a lo que podemos ofrecer”, comentó. Esta estrategia no solo fomenta la confianza entre las partes involucradas, sino que también asegura que se aborden las necesidades específicas del sector.
Al reflexionar sobre el futuro del ecosistema de innovación en Chile, González se mostró optimista: “Quiero que esto sea el inicio de una revolución tecnológica en la minería”. A su juicio, la combinación de políticas públicas adecuadas y la colaboración entre distintos actores puede desencadenar un avance significativo en la adopción de tecnologías innovadoras.
González también reconoció el potencial de replicar el modelo chileno en otros países mineros, como el Perú: “Creo que la revolución tecnológica que buscamos debe ser latinoamericana y podemos aprender unos de otros para fortalecer nuestras capacidades”.