Todos conocen que Santa Rosa de Lima es patrona de América, las Indias occidentales y de las Filipinas. También que fue patrona del virreinato del Perú. Y, además, que es patrona de la Policía Nacional y de las enfermeras. Pero, desde 1996 es también patrona de la minería peruana.
La iniciativa tomó impulso en la primera mitad de la década de los 90, antes de celebrarse el centenario de la institución gremial. En ese entonces, los empresarios mineros decidieron conversar con miembros de la Iglesia peruana para saber su opinión, si es que algún santo podría ser nombrado patrón de la minería peruana.
Y la consulta llegó a dos sacerdotes: el monseñor Alberto Brazzini Díaz-Ufano, obispo auxiliar de Lima, y el padre Jaime Baertl Gómez. Ambos tenían familiares mineros y comprendían así la importancia de esta actividad para el desarrollo del Perú.
La sugerencia vino de monseñor Brazzini: Santa Rosa de Lima. Ella tenía una historia minera.
Durante su niñez y adolescencia, Santa Rosa, Isabel Flores de Oliva, vivió en Quives, un obraje al norte de Lima y que administró su padre, Gaspar Flores, en el siglo XVI. Allí también Santa Rosa comenzó a sentir el llamado de Dios y fue confirmada por otro santo, Santo Toribio de Mogrovejo, entonces arzobispo de Lima.
“La ligazón a la minería es una cuestión histórica. Su familia no era de posición privilegiada. Su padre, un arcabucero del ejército conquistador, no amasó una fortuna, sino que se dedicó a varios oficios. Fue canteador de minas en Cajatambo y de ahí administró el obraje de Quives”, señala Carlos Piccone, doctor en Historia de la Iglesia por la Universidad de Londres. En Quives, la familia de la Santa vivió en un entorno donde la extracción de plata era otra de las actividades habituales. “Ahí está la relación con la mineria”, dice Piccone.
Luego de esta indagacion, Brazzini y Baertl se pusieron a trabajar en Roma para nombrar a la Santa como patrona minera. “Ellos supieron llegar al mismo Papa, San Juan Pablo II, y lograron que acepte nominar a Santa Rosa como patrona de la minería en el Perú”.
La importancia de tener una santa patrona es que se le considera digna de confiarle la vida, afirma Piccone. “Ella intercede porque se trata de un oficio riesgoso. Más allá de los métodos más eficaces para guardar la integridad de las personas, la fe es también importante para darle seguridad a los creyentes. Se busca la protección divina en el trabajo”, agrega.
El 30 de abril de 1996, año del centenario de la institución, se develó una placa recordatoria instalada en la Basílica Santuario Santa Rosa de Lima, en avenida Tacna, en el Cercado de Lima, que hoy todos pueden ver. El texto indica el éxito de la gestión de los dos religiosos: “Su Santidad Juan Pablo II a solicitud de la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo declaró a Santa Rosa de Lima patrona de la minería nacional, poniendo a esta importante actividad de la vida nacional bajo la protección de la Santa Patrona de América”.