Desde el inicio de su explotación, Camisea, el mayor yacimiento de gas natural del Perú, ha transformado la matriz energética del país, impactando significativamente en la economía nacional. Actualmente, más del 40% de la electricidad que se utiliza en las actividades diarias del país se genera con este recurso.
Descubierto en los años 80, mientras la petrolera de los Países Bajos (Shell) realizaba exploraciones en el Bajo Urubamba, selva del Cusco, el yacimiento de gas esperaría hasta febrero del 2000 para que el Gobierno peruano otorgase la concesión de lo que hoy se conoce como Lote 88 al consorcio Camisea, liderado por Pluspetrol. Y sería recién el 20 de agosto del 2004 cuando inició su operación comercial.
Desde entonces, el Lote 88 ha estado produciendo gas natural y líquidos asociados en el campo San Martín, y desde 2008 en el campo Cashiriari. En la actualidad, el 95% de las ventas de gas natural para distribución, uso doméstico, industria y generación de energía proviene de este lote. Mientras que los líquidos de gas natural llegan a la planta de fraccionamiento en Pisco y sirven para producir diésel, nafta y gas licuado de petróleo (GLP).
“Camisea ha traído muchísimas cosas buenas para el país, empezando con que nos ha permitido cambiar nuestra matriz energética a una más sostenible, segura y competitiva”, señala María Julia Aybar, presidenta del Comité Sectorial de Hidrocarburos de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) y Country Manager de Hunt Oil Company.
“Desde que Camisea inició su operación ha generado 141 mil millones de ingresos para el fisco y las regiones donde desarrolla sus actividades; ha permitido reducir en más del 20% las emisiones de gases de efecto invernadero; ha puesto al país en una posición privilegiada en el proceso de transición energética; y ha generado ahorros en la canasta familiar de los peruanos”, enumera Aybar.
Gonzalo Tamayo, socio de Macroconsult, señala en su columna “Trascendencia de Camisea”, que el gas del yacimiento cusqueño ha revolucionado la generación eléctrica en el país, permitiendo ofrecer tarifas eléctricas más competitivas en comparación con otros países y una generación más respetuosa con el medio ambiente.
Beneficios económicos
En términos económicos, de acuerdo con el informe “Aportes económicos de Camisea en el Perú 2004-2023” elaborado por Macroconsult, durante ese periodo el yacimiento de gas natural habría generado un ahorro de más de S/ 297 mil millones en la operación del sistema eléctrico. Esto se traduce en un ahorro de más de S/ 259 mil millones para los usuarios eléctricos del país, lo que equivale al 28% del PBI de 2022. Gracias a esto, los peruanos hoy logran hasta un 73% de ahorro mensual estimado en el hogar en Lima.
Centrales de generación eléctrica como Kallpa, Engie y Fenix —ejemplo de grandes consumidoras de gas natural en el Perú— también logran un ahorro significativo en sus costos, que se traduce en tarifas más competitivas para los usuarios finales.
“Aunque tenemos la posibilidad de operar con diésel en casos de emergencia, hacerlo con gas nos permite operar de manera más eficiente y sostenible y con menos costos operativos, aportando a la competitividad en los precios de la producción de energía eléctrica entregada a nuestros clientes y a todo el país”, sostiene Juan Miguel Cayo, gerente general de Fenix.
En el caso de Fénix, su costo de operación con gas natural es aproximadamente 1/8 del costo de operar con diésel. “Lo positivo es que estos ahorros a nivel operativo de las centrales que operan con gas natural como la nuestra terminan beneficiándonos y teniendo un impacto positivo a nivel país”, agrega Cayo.
Impacto ambiental
El gas natural también se destaca por ser uno de los combustibles más amigables con el medio ambiente. Según el informe Aporte del gas natural a la mejora de la calidad del aire, la salud pública y la mitigación del cambio climático, de la consultora Libélula, el uso de gas natural entre 2005 y 2023 evitó la emisión de 46.86 millones de toneladas de CO2eq.
Se estima que entre 2024 y 2030, el gas natural evitará la emisión de 54.84 millones de toneladas adicionales, equivalentes al carbono contenido en 187,097.43 hectáreas de Selva Baja.
“Como país, tenemos la ventaja de contar con esta valiosa fuente de energía ecoamigable, que, junto a nuestro recurso renovable hídrico, solar y eólico, nos permite disfrutar de una de las matrices eléctricas más limpias y sostenibles de la región”, destaca Cayo.
Hacia el futuro
A pesar de los logros, el futuro del gas de Camisea enfrenta desafíos significativos. César Butrón, presidente del Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES-SINAC), señala que la continuidad de la operación y explotación de los yacimientos de Camisea garantiza que más de 3,500 MW de capacidad térmica operen con gas natural.
Paralelamente, concluye Butrón, se espera el crecimiento de las energías renovables para una transición energética sostenible.
Clave para la transición energética
El gas natural desempeña un papel estratégico en la planificación energética efectiva y responsable, ya que es crucial para garantizar la seguridad y confiabilidad durante la transición hacia una matriz con una mayor participación de energías renovables, como la eólica y la solar.
A lo largo de sus dos décadas de operación, Camisea ha invertido más de S/ 150 millones en proyectos destinados a masificar el uso del gas natural. Entre estos, destaca el Bono Camisea GNV, que ha facilitado la adquisición de nuevas unidades para transportistas de carga pesada y pasajeros en Lima y Callao. Esto, además, fortalece el compromiso del Perú con el desarrollo de fuentes sostenibles y la reducción de emisiones de carbono.
En ese sentido, el reto consiste en masificar el consumo de gas natural, especialmente en regiones. Para lograrlo es necesaria infraestructura adecuada que permita transportar y distribuir este recurso y brindar la posibilidad para que una mayor parte de los hogares peruanos, usuarios vehiculares y la industria en general, cuente con una fuente de energía económica y amigable con el ambiente.
“Creo que estamos en buen camino, lo más importante es que contamos con suficiente gas natural. Donde aún tenemos una tarea pendiente es en la infraestructura que haga posible que dicho recurso llegue a distintas partes del territorio nacional, beneficiando a muchos más peruanos”, afirma Aybar. Así, para maximizar el impacto positivo del gas de Camisea en el crecimiento económico y energético del país, es esencial que continúe consolidándose como una fuente clave de energía limpia y accesible.
Aybar agregó que si bien son conscientes de que el costo de infraestructura es alto, “el sector genera ingresos vía regalías y canon que podría utilizarse para cubrir dicha inversión, tal como ya lo viene haciendo el Ministerio de Energía y Minas con los fondos del FISE. Mientras tanto, tenemos alternativas como el transporte virtual que nos está permitiendo llevar el gas natural a zonas donde aún no existe infraestructura de transporte o donde no es posible llegar con ductos, empezando a generar la demanda que hará posible la masificación”.
Pilar energético
El futuro de Camisea es decisivo para la estabilidad energética del Perú, no solo por su impacto actual, sino también por su potencial para fomentar un crecimiento sostenible. Mientras el país enfrenta el desafío de asegurar la continuidad del suministro y la expansión de la infraestructura, el gas natural de Camisea seguirá siendo un pilar fundamental en la transición hacia una matriz energética más limpia y diversificada.
Por ello, es imperativo que se continúe con la inversión en exploración, infraestructura y masificación para garantizar que los beneficios de este recurso estratégico se mantengan y se maximicen, apoyando así el desarrollo económico y el compromiso con la sostenibilidad a largo plazo.
“Definitivamente, lo que está faltando es promover actividades de exploración que nos permitan encontrar las reservas de gas natural y poder así darles valor económico como se ha hecho con Camisea, generando ingresos y desarrollo para el país. Para este fin es importantísimo que el Estado peruano sea competitivo para atraer este tipo de inversiones privadas de alto riesgo, ello implica generar un ambiente promotor de inversiones, contar con un marco de estabilidad jurídica y sobre todo, el respeto a los contratos”, concluyó Aybar.