La cultura organizacional se define como el conjunto de creencias, valores y prácticas compartidas que permite a un grupo de personas enfocar todas sus actividades hacia una misma meta. Sin embargo, es necesario adaptarla a la particularidad de cada entorno laboral. “Es distinto trabajar en una oficina en Lima, con un régimen de trabajo de lunes a viernes, que hacerlo en un sitio remoto, con jornadas atípicas que requieren de otro tipo de herramientas y liderazgos”, señala Javier Santa María, vicepresidente de Recursos Humanos y TICA de Minera Chinalco, y panelista invitado al IX Foro de Recursos Humanos y Gestión del Talento, organizado por el gremio el 22 y 23 de agosto pasado.
Tecnología y productividad
El primer día del foro estuvo dedicado a dos bloques temáticos: nuevas culturas organizacionales y el impacto de la inteligencia artificial (IA) en la productividad e innovación. En el primero de ellos se abordaron temas en los que la cultura organizacional resulta clave para las empresas del sector minero energético.
Uno de ellos, y donde incide también la cultura organizacional, se relaciona con la tecnología y la gestión del cambio. Santa María apunta a que “en un entorno donde la tecnología avanza de manera muy rápida y las expectativas de los empleados evolucionan, es necesario desarrollar una cultura inclusiva y con capacidad de adaptación para lograr integrar distintas generaciones y perfiles de empleados”.
Asimismo, en el foro se mencionó que una cultura organizacional bien establecida y alineada con los objetivos estratégicos de la empresa puede impulsar la productividad. Cuando los empleados comparten los mismos valores y objetivos, están más comprometidos y motivados para alcanzar altos niveles de rendimiento, lo que se traduce en una mayor eficiencia y rentabilidad para las empresas.
Allí, Francisco Loscos, catedrático del INCAE Business School, se animó a dar algunas cifras: la productividad se reduce en 22% cuando los empleados no tienen el talento ni las habilidades necesarias para desempeñar su trabajo. Además, la falta de compromiso hace que la productividad se contraiga en 6%, ya que los empleados no están concentrados ni motivados con su trabajo.
Justamente, uno de los temas de los que más se ha estado hablando en el último año en las empresas tiene que ver con la tecnología: la IA y su impacto sobre las operaciones. Sobre ello, Alfredo Persico, CEO de FutureLab y expositor de ese bloque, comentó algunas cifras del Informe Anual del índice de Tendencias Laborales 2024, de Microsoft y LinkedIn, en el que el 66% de líderes no contrataría a alguien sin habilidades en IA y que el 71% preferiría contratar a un candidato con menos experiencia, pero con habilidades en IA, en lugar de un candidato más experimentado sin dichas habilidades. Y es que, según comenta el experto, la IA ya está siendo utilizada para generar eficiencias, como, por ejemplo, para el control de la energía ante paradas de planta no programadas, que pueden ser anticipadas con la IA.
Ante esto, las empresas tienen que tomar la iniciativa para aprovechar la oportunidad. “Debemos prioritariamente entrenar en el nuevo entorno tecnológico. La destreza digital tiene que entrar a los niveles profesionales y de nuevo liderazgo”, puntualiza Sara Uribe, subgerente de talento organizacional de ISA REP.
Liderazgo en la cultura
Otro tema importante para trabajar está relacionado con el tema del liderazgo en todos los niveles de la organización para motivar e inspirar a los trabajadores. “En Chinalco estamos trabajando con un modelo de liderazgo para los tres niveles de la organización: altos mandos, mandos medios y el personal operativo. (Estamos) trabajando con los líderes a nivel transversal para que la cultura de la organización sea impregnada hacia todos los colaboradores”, agrega Santa María.
Para Loscos es necesario aprender a gestionar el enfrentamiento que existe entre la “oferta limitada de valor” que proponen algunas organizaciones a las personas y la “demanda insaciable de valor” que exigen los colaboradores a dichas organizaciones. “En este momento, los líderes de la cultura organizacional debemos procurar un cambio cultural. Las áreas de Recursos Humanos tienen que impulsar en las compañías una mentalidad de valor, es decir, no necesariamente controlar cosas como el tiempo o el espacio de trabajo, sino procurar la satisfacción de las expectativas de todos los profesionales involucrados en las operaciones”, indica el especialista.
Así, las empresas afianzarán las bases para crear comunidades profesionales sólidas, donde las personas se respeten, puedan crecer y que las oportunidades para todos se vinculen al talento y al esfuerzo.