Para colocar en valor los proyectos mineros con los que cuenta el Perú, es necesario trabajar una planificación público – privada, orientada a contar con la infraestructura necesaria y aprovechar el dinamismo económico y oportunidades de desarrollo que genera la actividad minera.
Específicamente en la zona norte del país, el clúster del norte, el cual abarca a las regiones de Cajamarca, Lambayeque, La Libertad y Áncash tiene una serie de proyectos por ejecutarse, lo cual constituye una fuente importante para promover el desarrollo territorial, empleo formal y recursos de largo plazo para el Estado. Sin embargo, para que ello sea una realidad se requiere el gestar, en consenso, la viabilidad de los proyectos.
Solo en el caso de Cajamarca, que tiene un gran potencial cuprífero por desarrollar, la construcción y operación de nuevas minas significaría la puesta en marcha de una inversión de US$ 16,000 millones que, sin lugar a duda, impulsará la reactivación de la economía de esta región.
De la misma forma, destaca el clúster del sur, que está integrado por las regiones de Apurímac, Arequipa y Moquegua, en cuyos territorios se encuentran importantes proyectos mineros que junto a los del clúster del norte nos permitiría incrementar notablemente la producción de cobre para competir por el primer puesto en el ranking mundial de productores de este metal.
La ejecución de los proyectos mineros que conforman los clústeres en el norte y sur del país resulta fundamental, toda vez que el impacto económico y social que generaría la inversión abre oportunidades de desarrollo para mitigar la pobreza, que es el principal desafío que enfrenta la sociedad peruana.
En ese sentido, el compromiso del Estado y de las empresas es vital para el desarrollo de las condiciones que permitan la viabilidad de cada uno de los proyectos mineros, bajo un clima de paz social y seguridad jurídica.