Desde hace 12 años, el Instituto Peruano de Economía (IPE) se pregunta cada año: “¿cómo entender las capacidades de las regiones del Perú para aprovechar sus recursos naturales, crecer económicamente y mejorar la calidad de vida de las personas de manera sostenida?”. Para responder a esta pregunta, la institución publica anualmente el Índice de Competitividad Regional (INCORE).
“Es un análisis de 40 variables agrupadas en seis pilares que tratan de evaluar diferentes aspectos de la competitividad de las 25 regiones del país, separando Lima-Callao de Lima Provincias. Tienes variables de educación, salud, infraestructura, institucionalidad, mercado laboral y economía. Y esto trata de ver cuál es la posibilidad que tiene cada una de las 25 regiones de explotar mejor sus potencialidades”, dice Diego Macera, director del Instituto Peruano de Economía.
“La minería es por lejos el sector en donde más contribución puede haber y de forma más rápida, sobre todo cuando hablamos de zonas que están relativamente alejadas de los centros urbanos. Lo que realmente puede mover la aguja en términos de productividad es una minería responsable, limpia, cuyos impuestos son suficientemente grandes como para cerrar muchísimas de las brechas que están en zonas de influencia”, agrega el economista.
Así, por ejemplo, Moquegua, la primera región minera del Perú, se ubica en el primer lugar en el pilar Entorno Económico. El Producto Bruto Interno (PBI) per cápita real de Moquegua (S/ 52,000) resulta tres veces el promedio nacional (S/ 17,000).
PROYECCIONES Desde el IPE, la proyección de crecimiento para el 2024 ahora está en 2.4%. “Es mejor que lo que tuvimos el año pasado, que estuvimos en negativo, pero todavía sigue siendo bastante insuficiente, sobre todo para un contexto de precios de los minerales históricamente altos. En este contexto, el Perú debería estar en condiciones de crecer a más del 4% sin hacer demasiado esfuerzo, pero hoy las proyecciones más optimistas están cerca del 3%”, explica Macera.
Agrega que la minería fue fundamental el año pasado para evitar una caída más pronunciada del PBI, y aunque se espera un crecimiento este año del 2.4%, el director del IPE considera que estas cifras son aún insuficientes para el potencial económico del país, especialmente en un contexto de precios históricamente altos de minerales.
“En términos de crecimiento al PBI el efecto de los nuevos proyectos mineros, principalmente Quellaveco, se sintió el año pasado. Entonces, este año vas a seguir produciendo, pero ya no tienes el mismo efecto en el crecimiento porcentual del producto”, afirmó el economista.
DESARROLLO
Macera señala que el impacto directo de la minería se refleja en las regiones donde se llevan a cabo las operaciones mineras, destacando el caso de Moquegua como ejemplo de cómo una relación de largo plazo con la minería ha contribuido positivamente al desarrollo económico y social. “Hay un aporte importante de la minería al desarrollo regional y que no solamente pasa por los encadenamientos directos con proveedores, sino también con la posibilidad de la minería de dar mejores condiciones a otros sectores para desarrollarse”, indica.
Sin embargo, Macera enfatiza que el reto está en replicar estos beneficios en otras regiones, asegurando que las mejoras en calidad de vida sean rápidas y efectivas. Un ejemplo donde se puede observar el efecto de la desaceleración o el declive es en Cajamarca. Explica que una vez que se frenaron inversiones nuevas como Conga, la producción empezó a bajar; los dueños de los negocios en la misma ciudad no se veían directamente relacionados con la actividad minera.
“Un caso parecido es lo que pasa en Cusco con el turismo. Cuando el turismo se apaga por un periodo largo, por desbloqueo, por ejemplo, muchas actividades que quizá no se ven propiamente afectadas y no se ven a sí mismas como dependientes del turismo, al final notan que, en verdad, sí se han visto afectadas”, explica.
EXPECTATIVAS
Macera delinea la importancia estratégica de la minería para atraer inversión, generar divisas y promover un desarrollo descentralizado en las próximas décadas. Destaca el potencial de la minería para aportar significativamente a la economía peruana en términos de inversión, generación de impuestos y desarrollo de cadenas productivas.
“Este año, la mayoría de las regiones probablemente tendrá un crecimiento moderado. En vista que el 2023 tuvimos la mayoría en negativo, no estamos partiendo de una base tan alta, en realidad. Algo que también podría hacer la diferencia en el caso de muchas regiones, es cómo va a ser el comportamiento del agro. Cuando uno mira los números de empleo formal, por lo menos de planilla, las cifras rojas fuertes son las del agro”, manifiesta.
“No hay en la economía peruana un sector equivalente a la minería en su capacidad de atracción de capital de largo plazo, ni de desarrollo descentralizado. Ojalá hubiera muchísimos más. Pero la minería, por su productividad, generación de divisas, generación de impuestos, encadenamientos productivos, potencial de valor agregado encadenado hacia atrás, es una de las herramientas indispensables que tiene el Perú para crecer en la siguiente década o dos”, concluye Macera.