El sector minero formal emplea directamente a más de 220 mil trabajadores en todo el país, cuyo esfuerzo y dedicación debe ser reconocidos, pues su labor implica una gran entrega: trabajar largas jornadas en lugares remotos, en condiciones climáticas exigentes y lejos de la familia. Desde Adentro conversó con tres trabajadores mineros, quienes nos relataron sus experiencias y los valores que profesan para aportar decisivamente a sus empresas y al país.
Miguel: constancia y esfuerzo para aprender
Miguel Rojas Caysahuana es operario líder de la planta concentradora de Cerro Lindo, unidad minera de Nexa Resources, en Ica. Actualmente, se encuentra en Brasil, en la planta de Aripuanã, capacitando a su personal en técnicas de flotación como parte de un importante proyecto colaborativo entre Nexa del Perú y Brasil.
Natural de Huancayo, Miguel cuenta que el desafío de ir a otro país, con otro idioma y tecnología diferente, ha sido enriquecedor, ya que le ha permitido desarrollar sus habilidades para transmitir toda su experiencia en flotación de concentrados polimetálicos.
“Aquí a los trabajadores les estamos enseñando cosas como reconocer el sulfuro de cobre, cómo llevar un proceso estable, flotación por espuma, cuánto nivel de aire y qué tipo de colectores usar, entre otras cosas. Al ser un proceso secuencial, diferente al de la unidad del Perú, también se convierte en un reto de aprendizaje para nosotros”, señala Miguel.
Pero llegar a ello no ha sido fácil. Una vez terminados sus estudios en el Instituto Andrés Avelino Cáceres de Cajas, Miguel empezó a trabajar en el área de limpieza de la empresa minera Yauliyaco, en Casapalca, para luego ingresar a laborar en las áreas de chancado, filtrado de concentrados y molienda, hasta llegar finalmente al área de flotación.
Ya con experiencia en flotación de concentrados, Miguel continuó capacitándose en nuevas tecnologías, lo que le permitió laborar en mineras como Casapalca y Raura, hasta llegar a Cerro Lindo en el 2013. “En la tercera oportunidad, pude ingresar a trabajar en el área de flotación donde estuve unos cinco años. Ahora soy operario líder y llevo 10 años en la empresa”, destaca.
Karol, la mineralogista
En un sector como el minero, tradicionalmente relacionado a los hombres, las mujeres cada vez están teniendo mayor protagonismo. Prueba de ello es Karol Loayza Inga, mineralogista en el área de Metalurgia de Cerro Corona, de la minera Gold Fields, en Cajamarca. A ella siempre le fascinó la idea de verse trabajando en una mina. “Hice mis primeras prácticas en mineralogía sin saber que esa sería mi especialidad y hoy me siento totalmente satisfecha de mis aportes y el aprendizaje que he adquirido”, apunta.
Karol también ha tenido la oportunidad de aprender sobre microscopía electrónica, incluso cuando esta tecnología era nueva en el Perú hace 13 años. “Con los años he logrado adquirir más experiencia y relacionarla con la metalurgia en el procesamiento de minerales, dándole un enfoque más operativo, complementando resultados de leyes y recuperaciones con imágenes texturales de lo que ocurre en los granos de mineral que concentramos”, agrega.
En su experiencia, Karol reconoce la importancia del trabajo en equipo en una operación minera. “Admiro que como equipo de trabajo tengamos las ganas y el ímpetu de siempre encontrar las herramientas necesarias para cumplir con nuestros objetivos. Demuestra la responsabilidad y la fortaleza de cada uno de nosotros en aportar lo necesario en cada proyecto y encontramos la forma de trabajar en sinergia”, culmina.
La familia de Carlos
Cada experiencia en minería aporta significativamente al desarrollo profesional de sus trabajadores. Carlos Arrayán, jefe de Mantenimiento Mecánico Mina, de Chinalco Perú, ha tenido la oportunidad de laborar en otras operaciones en el país, tales como Tintaya y Las Bambas, antes de llegar a Toromocho.
“Esta carrera también me ha permitido viajar a Chile, Estados Unidos, Canadá y China, donde he podido ver otras realidades en el ámbito laboral, por lo que me siento feliz y orgulloso de estas etapas en mi desarrollo profesional que me han servido para ir mejorando”, refiere Carlos.
Sin embargo, llegar a trabajar en una compañía minera demanda mucha entereza y convicción, ya que requiere de un alto nivel competitivo y profesional. “Las minas suelen encontrarse en lugares alejados de las ciudades y tenemos que trabajar con la inclemencia del clima, con temperaturas que van desde los -10 grados centígrados hasta el calor de los 20 o 25 grados. Esto demanda un enorme esfuerzo físico y desgaste corporal, por lo que las compañías mineras siempre hacen grandes esfuerzos para darnos el mayor confort y un ambiente laboral adecuado”, explica.
Finalmente, Carlos remarca que todo ese sacrificio se ve recompensado cada vez que vuelve a casa. “Ver a la familia después de varios días genera una enorme emoción y me gusta disfrutar cada minuto con ellos por el tiempo que nos hemos separado. Esa es la parte que quizá muchos no conocen y no logran entender, pero me siento muy orgulloso de lo que hacemos en el sector minero, en el desarrollo de nuestras comunidades y de todo el Perú, un país netamente minero”, finaliza.