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Alberto Arispe, Kallpa SAB: “Hay que atraer inversiones por US$ 7,500 millones al año para crecer 50% en la producción de cobre”

Desde Adentro conversó Alberto Arispe, gerente general de Kallpa SAB, sobre el presente del cobre, las oportunidades y retos que presenta el Perú para el desarrollo de la minería y lo que podría ocurrir en un futuro inmediato con una fuerte ola de inversión privada.

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Desde Adentro conversó Alberto Arispe, gerente general de Kallpa SAB, sobre el presente del cobre, las oportunidades y retos que presenta el Perú para el desarrollo de la minería y lo que podría ocurrir en un futuro inmediato con una fuerte ola de inversión privada.

El cobre es un metal cuya demanda depende de la economía mundial, aunque hay proyecciones que apuntan a la baja en sus precios para el siguiente año. ¿Cómo va a incidir ello en el Perú? ¿Se mantendrá la buena cotización de las acciones mineras en la Bolsa de Valores de Lima?

El cobre es un commodity que cotiza en los mercados internacionales y su precio se mueve en base a las expectativas que tengan los inversionistas sobre el crecimiento de la demanda y la oferta de cobre en el mundo. En el corto plazo, dado el escenario de altas tasas de interés en Estados Unidos, que han subido cerca de 11 veces en los últimos 15 meses, se está esperando un menor crecimiento económico en ese país y, por lo tanto, un menor crecimiento a nivel global. Al ocurrir esto, afectará negativamente a China, que representa el 50% de la demanda de cobre mundial. El cobre está en US$ 3.8 por libra, su performance en los últimos meses es plana, pero los mercados de acciones han subido fuerte en 2023. No se está dando, por ahora, una desaceleración muy fuerte  en el crecimiento económico global, algo que se esperaba, y el riesgo de recesión está bajando a pesar de las altas tasas de interés.

¿Qué indicadores hay que mirar para saber cómo evolucionará el precio del cobre?

La clave para ver qué pasará en el mundo son indicadores económicos de expectativas sobre PBI, empleo, inflación, inversión privada, productividad para los próximos meses. Otro indicador importante para ver todo lo anterior, son los resultados corporativos de las empresas más grandes, que cotizan en bolsa, y que los brindan cada trimestre. Si es que estas altas tasas no los han golpeado tan fuerte como se esperaba, el precio del cobre va a subir. El sentimiento negativo que existió en el primer trimestre ahora ha cambiado. No todos son optimistas, pero el miedo es menor y ello provoca que los precios suban. La clave gira en torno a los resultados de las empresas en el segundo trimestre y también a la inflación que viene bajando. En el mediano plazo, la tendencia del precio [del cobre] es hacia el alza. La demanda del cobre viene creciendo más de 2.5% por año y la oferta no crece en la misma proporción. Ya estamos en un boom del cobre, que se inició hace un par de años. Con este tema de los vehículos eléctricos, donde cada carro demanda 2.5 veces en promedio más cobre que un auto a gasolina. Esta situación va a beneficiar al Perú. Lo que tenemos que buscar es atraer mucho más capital para crecer otra vez al 5% anual y sacar proyectos grandes como lo hicimos hace diez años. En el 2015 duplicamos la producción de cobre porque se iniciaron proyectos como Las Bambas, Toromocho, Constancia y se duplicó la capacidad de Cerro Verde. Producto de ello es que el país está mejor. El problema es que hoy no hay [grandes proyectos], necesitamos más de eso ahora.

¿Usted cree que conviene invertir en estos momentos en acciones mineras?

El PBI peruano es de US$ 220,00 millones. Las exportaciones son el 30% del PBI. Y de ese 30%, las exportaciones mineras son el 60%, es decir, son 18% del PBI. La mitad de las exportaciones peruanas son de cobre, o sea, casi el 9% del PBI. Además, como porcentaje de la inversión es bien alto porque son proyectos grandes. Tenemos que buscar atraer esas inversiones. Si te fijas en el ciclo minero del cobre, entre el 2011 y el 2015, la inversión promedio anual minera era de US$ 7,500 millones. Luego bajó a US$ 4,600 millones entre el 2016 y el 2022. Y ahora estamos cerca de US$ 4,000 millones y bajando. Necesitamos más inversión para duplicar la producción otra vez. Para ello, los precios del cobre nos van a ayudar. No estamos haciendo lo que deberíamos hacer: la producción de cobre era 1.3 millones de toneladas de cobre hasta el 2014. En 2016, produjimos 2.5 millones de toneladas. Desde entonces, producimos entre 2.3 millones y 2.4 millones. Este año vamos a producir un poco más por Quellaveco.  Y eso que Las Bambas produce en la actualidad a un 70% de su capacidad instalada debido a los bloqueos que no le permiten transportar a puerto sus productos. Para poder saltar de 2.7 millones a 4.0 millones, creciendo la producción 50%, necesitamos durante cinco años invertir al menos US$ 7,500 millones al año, y estamos muy lejos de eso.

¿Por qué no apuntamos a esa cifra?

La inversión minera se da cuando los precios están altos y hay confianza. Los precios están altos, el primer factor está. El segundo factor es interno. Según el instituto Fraser, el Perú ha perdido puntos en el ranking de atracción a la inversión. En el 2018 teníamos 82 puntos y ahora solo 61. Si te fijas, en ese ranking, el 40% es percepción de política y el otro 60% es de atracción geológica. En el de atracción geológica hemos bajado de 83 a 79 puntos, reduciendo 5%, pero en política hemos descendido de 80 a 35 puntos. Ese bajón ha hecho que el Perú sea menos competitivo. Los seis presidentes en cinco años, el Gobierno de Castillo, los premieres antimercado, nos ha perjudicado.

Teniendo en cuenta ello, ¿qué pasará con las acciones mineras en el Perú?

El precio de las acciones se mueve en base a la expectativa que hay sobre el crecimiento de las utilidades. Las empresas [mineras] que está produciendo cobre sin problemas de bloqueos ni esas cosas van a tener muy buenos años, como Cerro Verde o Southern. Esas compañías van a tener buenos resultados siempre y cuando produzcan. Por ejemplo, Las Bambas —la cual opera al 70%— es difícil que aproveche los precios altos. Eso también impide que haya más inversión. Las Bambas tiene para invertir más de US$ 1,500 millones, pero no tiene sentido si la carretera está bloqueada y hay problemas. Yo compraría acciones mineras, pero en aquellas empresas que no tienen problemas para producir. Tenemos buenos precios.

¿Qué dicen sus clientes del extranjero cuando se trata de invertir en acciones peruanas? ¿Ellos también están comprando? ¿Ves “apetito” por el Perú?

Históricamente, los clientes de afuera, los fondos, compran Perú y Chile cuando creen que los precios del cobre subirán. Eso, desafortunadamente está cambiando poco a poco, pues  tanto el Perú como Chile han tenido políticas antimercado. En Chile han tenido el problema de la búsqueda de una nueva Constitución, cambio de reglas; en el Perú no se sabe si este gobierno durará y si no sobrevive cuál será la política económica del siguiente gobierno. Hay incertidumbre. Esos problemas restan para las inversiones. Aparte de ello, el mercado peruano es pequeño, poco líquido. Cuando los inversionistas de portafolio quieren invertir en el Perú, quieren acciones líquidas. Compran cobre porque es inevitable, porque somos grandes productores, pero no de forma directa porque buscan liquidez. La inversión directa ha bajado, eso es una realidad.

Hace poco en una entrevista con Canal N señalaba que para satisfacer la demanda de cobre se necesitaban alrededor de 50 “Quellavecos”. Considerando lo que ha mencionado sobre conflictividad social y este panorama complejo, ¿cuál diría que es una meta y objetivo razonable para que el Perú no se quede atrás en este boom del cobre?

Según los estudios que se han realizado, para satisfacer el crecimiento de la demanda mundial se necesitan invertir alrededor de US$ 250,000 millones en proyectos desde el 2023 hasta el 2030. Esos son 50 “Quellavecos”, porque esta demandó US$ 5,000 millones en inversión. ¿Cuánto de eso será para el Perú? Si queremos seguir en el mapa, deberíamos mantener el 13% de participación que hoy tenemos. Pero debemos apuntar a más. Ese 13% representa US$ 32,500 millones en un periodo de seis años, son US$ 5,500 millones anuales. Deberíamos tener eso como mínimo para mantener nuestra participación. Si fuéramos ambiciosos, apuntar más arriba. Deberíamos preocuparnos por atraer inversionistas para crecer la economía  5% o 6% al año, para que haya más trabajo para la gente. La meta debería ser atrapar el 20% de esos US$ 250,000 millones, serían US$ 8,300 millones por año, algo que ya hemos hecho durante los Gobiernos de Alan García y Ollanta Humala. Y eso que ahora el precio del cobre es más alto que en esa época.. Hay que atraer inversiones US$ 7,500 millones por año para que en el mediano plazo crezcamos la producción en 50%, estar más cerca de Chile y bajar la pobreza de 25% a 12%. Hay que generar un gran acuerdo para que se converse sobre el tema.

En febrero pasado, en una entrevista que brindó para Gestión, habló sobre los impactos de la conflictividad social en los precios de las acciones. Actualmente, ¿cómo diría que afecta la crisis política a las acciones mineras?

No se puede decir en cuánto estaría el precio de las acciones si no hubiese crisis política. Definitivamente, estás viendo que el Perú está creciendo 1% al año en un mundo que tiene el precio del cobre alto. La inestabilidad política (seis presidentes y tres congresos en seis años), el pensamiento anti mercado del gobierno de Castillo y la conflictividad social afecta negativamente la inversión, la economía, la producción y el trabajo. En general, protestas violentas, caos y violaciones de la Ley como bloqueos de carreteras o invasiones, como le sucede a Las Bambas, entre otros perjudican al país, y a las empresas mineras también.

¿Cuál es su punto de vista sobre los otros metales que produce el Perú?

El oro está en precios récord, US$ 2,000 por onza. El Perú, que un momento fue el quinto productor más grande en el mundo y primero en América Latina, ha perdido posiciones. En el 2011, Yanacocha tenía el proyecto Conga, con más de 5 millones de onzas de oro de reservas, un megaproyecto; pero lps políticos de turno y los ambientalistas lo pararon pese a que tenía todas las licencias. Eso frustró nuestra producción de oro, el crecimiento del sector y tuvo un efecto dominó: si a Newmont la paran así, es difícil invertir en el Perú. La inversión minera en general está bajando respecto de lo que hemos tenido en años previos. En los últimos cuatro años, la que ha mantenido la inversión es Quellaveco, que ya está en producción. Este año los números no se van a ver bien.

Con los obstáculos identificados, ¿qué mensaje brindaría al sector minero energético?

Lo que está ocurriendo es un problema país. Aquí estamos metidos todos: gremios mineros, empresas, trabajadores, proveedores, gobierno, hacedores de políticas, políticos, todos, en general. El país depende mucho de la minería. Muchos dicen que eso está mal pues se deben buscar otras fuentes de crecimiento. Yo coincido en que se deben buscar otras fuentes de crecimiento, pero sería absurdo no promover la fuente de crecimiento donde tenemos grandes ventajas competitivas que genera empleo.  Como no vamos a promover inversiones en minería, si representa el 15% de la recaudación tributaria y genera empleo directo e indirecto para 1,400,000 familias (5,600,000 personas). Es inaceptable no promover trabajo formal en el Perú. Tenemos que conversar, promover los beneficios del sector y convencer al público de que con la minería podemos reducir pobreza agresivamente.