El exministro de Economía y director del Instituto de Gobierno y Gestión Pública de la Universidad San Martín de Porres (USMP) conversó con Desde Adentro sobre infraestructura, desarrollo regional, cierre de brechas y corredores mineros. Todos temas que forman parte de su último libro Infraestructura para el desarrollo regional: enfoque de cierre de brechas y corredores económicos territoriales, publicado con Laura Calderón, Rudy Laguna y Miguel Prialé. En la obra se propone generar condiciones de competitividad en todos los sectores por medio de la infraestructura y la cooperación macrorregional. “Podemos duplicar las compras de la minería dentro del país si es que tenemos una política de desarrollo de clústeres mineros”, dice Carranza en esta entrevista.
¿Qué oportunidades ofrece el desarrollo de infraestructura para el sector minero peruano que aún no hayan sido exploradas?
La infraestructura es una condición necesaria, pero no es suficiente. Se necesitan muchas cosas más. Pero si tú no tienes infraestructura no puedes ofrecer a los ciudadanos y a las empresas bienestar y competitividad, que son condiciones mínimas para alcanzar la prosperidad. Con infraestructura se puede ofrecer salud, educación; así como mejorar la calidad de vida de las familias a través de electricidad, agua, desagüe, caminos, vías de circulación, transporte urbano. Y por el lado de las empresas, se permiten el acceso a mercados y se reducen los costos logísticos. Las empresas pueden ser muy eficientes produciendo en la puerta de su fábrica, pero ese producto tiene que llegar al mercado. Si en ese trayecto pierdes el 30% de su valor por la mala infraestructura —que es lo que ocurre, en promedio, con nuestros productos agrícolas en la sierra— entonces pierdes competitividad.
¿Cómo se ve representada esta necesidad de infraestructura en el sector minero?
En el sector minero la infraestructura es muy necesaria, y cuando hay reservas de mineral potentes se resuelve este problema: colocas electricidad y carreteras, y se beneficia la población, si el mineral lo justifica. Pero, además, tiene el enorme potencial de generar recursos para el país, a través del Impuesto a la Renta. Con estos recursos se construyen las infraestructuras que se necesitan para el resto de los sectores y de la población. Entonces, es necesario generar condiciones de competitividad en todos los sectores para que el sector minero empiece a incrementar sus compras dentro del país para el desarrollo futuro. Eso es lo que han trabajado Noruega, en el sector petrolero; Australia y Canadá, en el sector minero; o lo que hace Chile con su clúster minero en Antofagasta. Nosotros tenemos esa tarea pendiente. Podemos duplicar las compras de la minería dentro del país si es que tenemos una política de desarrollo de un clúster minero.
¿Cómo podría impactar en la economía peruana un clúster minero mucho más desarrollado? ¿Cómo estamos frente a otros países?
El clúster genera economías externas de aglomeración al compartir infraestructura y proveedores. Es decir, si tú tienes una masa crítica de empresas mineras, la demanda por esos servicios crece y las empresas locales que empiezan a satisfacer esa demanda de bienes y servicios empiezan a ser más grandes y a innovar porque adquieren escala y, luego, a exportar. Tenemos casos de empresas en el Perú, proveedores de minería, que han dado un salto cualitativo. En el Perú, tenemos entre 3 y 4% del PBI de productos y servicios que atienden a la minería. En Chile, eso está en torno al 6 o 7%; en Australia, 10 o 12%. Hacia eso tenemos que apuntar.
¿El Estado juega algún rol en esto?
Sí. Hay bienes públicos importantes, innovación y conocimiento que el Estado debería empujar. Lo hace en Australia, en Chile lo están trabajando, pero en el Perú aún no. Hay un espacio enorme para coordinar este apoyo financiero a estas empresas, que van a la banca y reciben tasas de interés muy altas. Pero si tú armas un clúster minero importante y tienes un apoyo de garantía pública, puedes reducir costos y entonces pueden invertir mucho más en equipo y en innovación.
Las empresas mineras han realizado un trabajo importante en desarrollar infraestructura en sus zonas de influencia. ¿Qué rol considera que deberían asumir las mineras en el desarrollo de la infraestructura del Perú?
Tenemos un Estado que no es muy eficiente en la provisión de bienes y servicios públicos, esa es la realidad. Hay un trabajo de largo plazo para mejorar esto y es ineludible. Pero ¿qué pueden hacer las empresas? Utilizar instrumentos como las Obras por Impuestos (OxI) para hacer un desarrollo con visión de largo plazo de las regiones y de los corredores regionales para que brinden la infraestructura que requiere la sociedad y que el Estado se está demorando en poner en valor. Pero puedes darle una segunda derivada en temas de servicios por impuestos, porque no se trata solamente de poner el hospital o la escuela, sino también de garantizar el servicio, que tengan buenos médicos y profesores, siempre con cargo a los impuestos futuros que pagan como empresas. Otro camino es utilizar las cargas adicionales de la minería, como el Impuesto Especial, para que se gasten dentro del corredor minero. Es decir, que no vaya al tesoro público, sino que la minera, junto con las comunidades y la participación de los alcaldes en todo el corredor, puedan asignar estos recursos con una visión de desarrollo de todo el corredor minero.
¿Cuál es la importancia real de los corredores mineros en el Perú?
En minería, luego de la explotación minera que ocurre en los Andes, hay que bajar para embarcar el mineral en un puerto de la costa. Entonces, eso ya define toda una ruta, todo un corredor que puede ser potenciado. ¿Por qué? Porque vas a generar, primero, una infraestructura mínima; después, condiciones de demanda que surgen de distintas actividades que se generan al proveer a la minera con determinados bienes y servicios. Pero, además, si tú tienes una visión de largo plazo y puedes programar y coordinar con el gobierno regional o central un plan de desarrollo de infraestructura de toda la región, potencias todo ese desarrollo de una manera impresionante.
Pero la mala ejecución del canon no sería por la falta de recursos, sino un problema de gestión pública. ¿Qué mecanismo propone para distribuir mejor los recursos de la minería?
La distribución de los recursos depende fundamentalmente de dónde está el mineral. Eso lo define la naturaleza. Lo que sí tenemos son zonas con un potencial enorme, que se conoce, pero que por distintas razones no se pueden explotar. Por razones políticas, se llega a una coparticipación del Impuesto a la Renta con el canon, con una distribución de 50% para el Gobierno Central y 50% para la región, estableciendo los porcentajes según si eres distrito productor o no. Eso es lo que hay. Veo difícil un pacto político que te lleve a cambiar la distribución del canon. ¿Qué tienes que hacer? Identificar, dentro de estos grandes corredores económicos, proyectos nacionales: de transporte, educación, salud. Identificar cuál es la brecha que existe en todas las regiones y sacas licitaciones por macrorregión, convocando a los mejores contratistas. Puedes irte por el esquema Gobierno a Gobierno, pero lo fundamental es que centralizas el proceso de gestión de la ejecución y logras pactos de cofinanciamiento. Las regiones que tienen canon aportan parte de este y las que no, tienen el financiamiento del Gobierno Central. Entonces, no se resuelve el problema de mala distribución cambiando el origen, sino a través del financiamiento de las obras finales.
Hay una cartera de proyectos mineros de US$ 53,000 millones. ¿Qué recomienda para destrabar estas inversiones?
Primero, hay que optimizar de manera urgente la permisología. Lima, una ciudad de 11 millones de habitantes, debería tener seis o siete líneas de metro, pero tenemos una y la segunda línea se otorgó la concesión en el 2014. Ya tiene nueve años paralizada. Si no hay capacidad de resolver un tema en Lima Metropolitana, ¿cómo vamos a hacer un ferrocarril de la sierra que baje a la costa? Es un tema de capacidad, pero también de voluntad política de abordar estos problemas de largo plazo en el país. Lo segundo, el Estado no se involucra en sacar adelante los proyectos, deja que la empresa minera resuelva sus temas con la comunidad y no tiene una visión de largo plazo. Esa visión tiene que cambiar. Estos US$ 53,000 millones de proyectos mineros pueden generar un aumento de 150% en toda la demanda del sector minero en bienes y servicios. Ahora, esta demanda está calculada en US$ 10,000 millones, manteniendo las cosas tal cual, sin generar un clúster, sin aumentar el porcentaje de contratación, sin apoyar a las empresas proveedoras. Con una regla de tres, esto te puede llevar a US$ 27,000 millones. El impacto en la creación de empleo, en metal mecánica, en servicios, en equipos para el país, sería inmensa. Esa es la visión que requerimos desde el Estado para promover estos proyectos.
Y frente a la desaceleración del crecimiento de la economía peruana. ¿Cree que la minería va a seguir siendo lo que va a sostener el crecimiento del Perú en los próximos años?
El crecimiento del Perú para este año lo veo en torno al 2%. Un primer trimestre muy malo, ligeramente negativo, aunque recuperándose. Hay un proceso todavía de recuperación, pospandemia, especialmente en el sector servicios, y Quellaveco entra en producción plena este año y va a tener un impacto positivo. El crecimiento potencial del país, sin embargo, es entre 6 y 7%, pero para eso hay que sacar adelante no solo los proyectos mineros, sino los del sector agro. En agroexportación tenemos más o menos US$ 15,000 millones en obras de gran irrigación, que pueden incorporar cerca de 400 mil hectáreas entre nuevas y mejoradas. En términos de creación de empleo directo, estás hablando de 800 mil puestos de trabajo y, en términos de empleo directo e indirecto, de 4 millones de empleos. Esto va a inducir a la innovación en muchos sectores, mayor tecnología; reduces el componente laboral, pero vas a aumentar significativamente los salarios. Entonces, el Perú se puede enrumbar en los próximos diez años hacia un periodo de muy fuerte crecimiento y prosperidad. Somos un país minero muy rico y con un potencial agrícola muy grande. Entonces, hay que trabajar en estos dos sectores. No son excluyentes, todo lo contrario, se potencian. Pero requerimos un pacto político para salir adelante.