Cálidda, la distribuidora peruana de gas natural que atiende a las ciudades de Lima y Callao, alcanzó la conexión número millón y medio: más de 15 mil kilómetros de redes de distribución de gas natural. Un hecho que deja contento a 6 millones de personas
beneficiadas con esta fuente de energía, que, a su vez, genera más de US$ 676 millones en ahorros para los hogares de Lima y Callao en los últimos 18 años, de acuerdo con la consultora Macroconsult.
Del gas natural se han beneficiado también comercios, industrias, grifos y generadoras eléctricas, que han contribuido a la economía nacional. Solo en Lima y Callao, del 2004 al 2020, los usuarios (casas, GNV, comercios e industrias) han ahorrado US$ 35,592 millones, además, el proceso de masificación ha contribuido invirtiendo en infraestructura, creación de empleo y eficiencia energética, entre otros aspectos.
“Hay inversiones comprometidas en el periodo del plan quinquenal de casi US$ 200 millones solamente para redes de distribución. Cálidda puede concretar este plan mucho más velozmente si el Estado se compromete a apoyar complementariamente este proceso de masificación”, afirma el exviceministro de Energía y director de investigación de Gerens, Arturo Vásquez.
Para Vásquez, el hito alcanzado por Cálidda mejora las expectativas de la masificación del gas natural. “Si hay más apoyo del Estado, probablemente el plan quinquenal pueda ampliarse a una cantidad mayor de hogares y avanzar más rápido de lo que se tiene pensado. Al cierre del plan quinquenal, solamente en Lima tendríamos aproximadamente 425 mil clientes adicionales. Podríamos llegar a los 2 millones de usuarios —180 mil hogares— conectados a la red de gas natural”, agregó el especialista.
Apoyo público y privado
“Estamos avanzando decididamente a tener cobertura en toda Lima Metropolitana y eso es clave porque permitirá que muchas familias puedan ahorrar en el uso de energía. Eso demuestra que la inversión privada también puede desarrollar proyectos de este tipo”, dijo Vásquez, pero advirtió que la cantidad de conexiones también dependerá de los recursos del FISE, el Fondo de Inclusión Social Energético, creado por el Gobierno para llevar energía menos contaminante a las poblaciones más vulnerables del país.
“El Estado tiene que dejar de lado ese temor de trabajar con el sector privado para establecer alianzas que impulsen eficazmente los proyectos de masificación en todos los territorios del Perú”, afirma Vásquez, quien también apuntó a lo que, a su parecer, es la raíz del problema. “Las reservas de gas, como todo recurso no renovable, se pueden acabar. Entonces, lo que sí se ha retraído bastante es la inversión en exploración de hidrocarburos.
Se requiere reinvertir en más descubrimientos de gas”, afirma. Para ello, es necesario un clima de inversión más estable y predecible.