Desde Adentro estuvo presente en la sexta edición de la Conferencia Internacional ARPEL 2022, desarrollada en Lima del 16 al 18 de noviembre. Angela Grossheim, directora ejecutiva de la SNMPE, moderó uno de los paneles de directores ejecutivos (CEO), que sin duda dejó importantes reflexiones acerca de los problemas y desafíos del sector hidrocarburos de cara a la inminente transición energética.
Percepción e iniciativas
María Julia Aybar, gerente general de Perú LNG y presidenta (e) del Comité de Hidrocarburos de la SNMPE, enfatizó en que uno de los principales problemas por afrontar, de parte de las empresas del sector, es la percepción de que están al margen del proceso
de transición energética actual. “Estamos calificados en rojo o en negativo”, cuestionó. Esta óptica desfavorable, puntualiza, se traduce en tres situaciones: un ambiente social desfavorable; la no retención de talentos; y la poca apertura de la banca para apoyar los proyectos de la industria.
“El primer desafío [como sector] es mostrar que somos parte de este proceso de transición energética, y no una industria que está afuera, que contamina o que va en contra del proceso de transición [energética]”, sugirió. “Perú LNG vienen trabajando en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a través de diferentes acciones. Entre estas, la búsqueda de una mayor eficiencia en sus procesos; los pilotos de uso de paneles solares que puedan reemplazar algunas actividades que generan emisiones de gases de efecto invernadero (GEI); y el cargadero de camiones de gas natural que contribuye a la masificación en el norte y sur del país”, comentó Aybar.
Además, por último, existe un proyecto en etapa incipiente con socios japoneses que consiste en la consolidación de un proceso de metano sintético, amigable con el medio ambiente y que busca capturar emisiones para, vía generación a través de hidrógeno,
generar combustible verde.
Incentivos y regulaciones
Por su parte, Andrés Mendizábal, gerente general de Compañía Operadora de Gas (COGA), explicó sobre la falta de incentivos tributarios que les permitan seguir el camino de la transición energética, específicamente, en las acciones que reduzcan las emisiones de GEI.
A partir de la concientización, desde el 2015 comenzaron con la medición de la cantidad de GEI emitidos. Hasta el 2021, con creatividad en la mejora de procesos, han logrado reducir el 25% de las emisiones, equivalentes a un aproximado de 100 mil toneladas de dióxido de carbono.
Sin embargo, indica que, a partir de este año, han empezado a requerir financiamiento para continuar en esa ruta. “Ahora hay una iniciativa que se llama Huella Perú, que es voluntaria, y que asigna estrellas en función del nivel de acción en términos de reducción de emisiones.
Es bueno tener ese reconocimiento, pero realmente a la hora de hacer inversiones fuertes, grandes, eso es más difícil [de sustentar] ante los accionistas, frente al negocio”, señaló. “Y aquí, [hacemos un] llamado a los gobiernos para que, a través de regulaciones, pongan incentivos para que a las compañías se nos haga menos difícil este camino a partir de ahora”, agregó.
Inversiones en ductos
Tomás Delgado, gerente general de Transportadora de Gas del Perú, le preocupó que el Estado peruano no tenga una “sed de confiabilidad” en el abastecimiento de gas natural, que es uno de los pilares de la transición energética. Detalló que, mientras que en Argentina y en Colombia cuentan con 16 mil y 9 mil kilómetros en ductos para transportar gas natural, respectivamente, el Perú solo cuenta con 900.
“Los sistemas de energía no pueden ser diseñados a partir de los consumos históricos, a los comportamientos históricos, al pasado, a promedios, sino que tienen que diseñarse a partir de la sed de confiabilidad”, indicó.
Delgado consideró imprescindible que se den los incentivos de parte de los reguladores y del Estado para que se invierta en la utilización de gas natural en diferentes sectores. La penetración de este hidrocarburo en los domicilios en el Perú es del 20%, mientras que en Argentina y Colombia es del 90% y 60%, respectivamente, precisó.
Asimismo, enfatizó que el Perú cuenta con un gran potencial para la reducción de emisiones de GEI con beneficios para la economía en el corto plazo, si es que convierte a gas natural el parque automotor, sobre todo el transporte público y de carga. Finalmente, dijo que las inversiones en infraestructura de ductos requieren de inversiones a largo plazo. “No se hacen de la noche a la mañana y requieren reglas claras de parte del Estado. Tenemos que visualizar al Perú que queremos tener dentro de 20 años”, afirmó.
Redefinición y valor
Finalmente, Reynaldo Llosa, gerente general de UNNA Energía, dijo que, frente al contexto actual, las empresas del sector deben redefinirse, incluyendo la dirección de sus flujos financieros a una serie de proyectos amigables con el medio ambiente, sostenibles y limpios. De esta manera, indicó, se crea valor y se cubren las expectativas de los accionistas e inversores. Actualmente, a partir de la competencia técnica con la que cuentan, perciben que en el norte del país hay un potencial eólico importante y vienen desarrollando un proyecto para esta fuente de energía renovable en esta parte del Perú.
“La transición energética trae retos y oportunidades. Las empresas los tenemos. Tenemos espalda financiera, talento, procesos y sistemas de gestión, que enfocados con recursos y estrategia nos puede funcionar para crear valor en este siguiente ciclo de la generación de energía”, señaló.
Para los proyectos de UNNA Energía, Llosa indicó que ven al gas natural como un combustible de transición. En esa línea, se ha invertido en el desarrollo de una red de distribución de gas natural en Piura, a la que en los últimos meses se han añadido 100 kilómetros más, lo cual beneficiará con conexión directa a más de 90 mil familias.
