Como parte fundamental de sus planes de desarrollo sostenible, hoy las empresas minero energéticas han asumido en el Perú el compromiso de proteger y monitorear los ecosistemas en la zona de influencia de sus operaciones. Con monitoreos biológicos permanentes, ellas pueden prevenir y tomar decisiones para mitigar cualquier impacto negativo, además de sistematizar información sobre flora y fauna para diversas investigaciones. Las empresas actúan hoy como aliados de la ecología.
Si por un lado la extracción ilegal de minerales depreda bosques y hábitats, por el otro la minería moderna y responsable se encarga de proteger ecosistemas. Entre diversos ejemplos, Anglo American monitorea el comportamiento del suri o ñandú andino, el ave no voladora más grande del Perú, que se encuentra en peligro crítico y que está distribuida en la zona más alta y cercana a su operación de Quellaveco. Esta tarea es parte de su plan de gestión de flora y fauna, uno de los acuerdos a los que llegó la compañía con la comunidad de Moquegua. En el caso de Pan American Silver mantiene un trabajo coordinado en sus cuatro operaciones —Pasco, Junín, La Libertad y Cajamarca— para el rescate y reubicación de flora y fauna sensible. Mientras que, recientemente, Antamina adaptó su programa de monitoreo de la biodiversidad de Áncash, con más de 20 años de información, al estándar de desempeño del International Finance Corporation (IFC del Banco Mundial).
En el sector de hidrocarburos, Perú LNG ha llevado adelante desde el 2008 el Programa de Monitoreo y Evaluación de la Biodiversidad (BMAP, por sus siglas en inglés) junto al Smithsonian Conservation Biology Institute. El propósito del programa es generar información de especies y hábitats, y asegurar el funcionamiento natural de los ecosistemas en todo el ciclo de vida de esta infraestructura de transporte y producción de gas natural. El programa además suele contribuir con investigaciones internacionales, la última de ellas ha sido un estudio a lo largo de la costa americana para evaluar a las especies marinas y su depredación en zonas cálidas.
En energía, de acuerdo con los compromisos ambientales de Engie Energía Perú para la construcción de su planta eólica de Punta Lomitas (Ocucaje, Ica) se han trasladado especies de flora y fauna vulnerables, y entre otras acciones de gestión de la biodiversidad se realiza un seguimiento semestral de aves en la línea de transmisión de la Central Termoeléctrica Nodo Energético Ilo 41, y también una evaluación periódica de la biota acuática en el ámbito de la Central Termoeléctrica Chilca Uno. Mientras que Kallpa Generación financia y supervisa el vivero municipal Curimanarbol, en Ucayali, para cultivar especies nativas, tanto frutales como maderables, para labores de reforestación.
Más iniciativas en beneficio de ecosistemas y de la biodiversidad, además de diversos proyectos de desarrollo sostenible, se pueden consultar en la web com-unidad.pe.