Se dice que la historia es cíclica. Una minería que representa el 10% del PBI y cuyos proveedores aportan un 4% adicional, generando dinamismo en el interior del país, tiene un paralelo con lo que ocurría en tiempos de la colonia.
Financistas y control
En los primeros años del virreinato del Perú, durante la segunda parte del siglo XVI, la producción y explotación de oro y plata no era tan costosa. Pero la posterior adopción del método de amalgamación para recuperar estos metales elevó los costos. Los mineros de la época debían buscar capital para encontrar nuevos yacimientos y mantener su producción. Y, entonces, aparecieron los primeros financistas de la actividad minera. Se trataba de comerciantes que, a cambio de créditos en provisiones y luego en dinero, recibían plata refinada, pero no acuñada, a un precio más bajo que el del mercado.
Cuando este sistema de avío o préstamo fue madurando se impuso sobre los demás financistas el mercader de plata, quien obtenía sus fondos de las ganancias que resultaban del proceso de conversión de la plata en moneda.
Mientras tanto, la Corona Española mantuvo desde este momento hasta la mitad del siglo XVIII el pago como regalías de la quinta parte de toda producción minera del virreinato del Perú. El control de estos recursos marcó el desarrollo de la actividad minera, ya que además la Corona tenía poder sobre la distribución y el precio del mercurio, y también para asignar mano de obra.
Ciudades y comercio
Desde esta etapa temprana de la colonia, la actividad minera argentífera congregó a miles de personas alrededor de Potosí (hoy en Bolivia) y Huancavelica, dos grandes ciudades y centros mineros que concentraron el crecimiento del mercado interno. Con esta gran demanda se impulsó el comercio de la producción agrícola, en especial de cereales y tubérculos, y de productos ganaderos.
Además de que recibían una gran importación de artículos de Europa y otras partes del mundo. Diversas industrias locales, como la textil, se fueron expandiendo para abastecer a este circuito minero. Era tal su crecimiento, que Potosí tenía en 1610 más de 150 mil habitantes, una población mayor a la de Londres.
Alrededor de la mina, desde el siglo XVI, se concentraron hombres de diversas procedencias y se fueron formando nuevas identidades. En un contexto de nuevas formas de trabajo y de organización de las ciudades, nació también el mestizaje. Así, esta minería andina fue separándose de las modalidades del Viejo Mundo y se consolidaron técnicas locales, dentro de una nueva estructura económica y social.
- Fuente: Carmen Salazar-Soler. “Minería y moneda en la época colonial temprana”, en “Compendio de Historia Económica del Perú” (IEP).