Carlos Castro, gerente de Asuntos Corporativos y Desarrollo de Negocios de MMG Las Bambas, afirmó que por cada día que la minera deja de operar la región Apurímac deja de recibir S/ 1.2 millones por concepto de regalías contractuales, además de otros S/ 4 millones por concepto de Impuesto a la Renta.
En su participación en la conferencia de prensa organizada por la SNMPE, la CONFIEP y la Cámara de Comercio e Industria de Apurímac -donde se discutió la agobiante situación del sector por la conflictividad social- Castro mostró su preocupación por la confirmación de que Las Bambas haya confirmado que su producción se verá forzada a detenerse este sábado 18 de diciembre. «Hay más de 75,000 personas que trabajan directa o indirectamente en torno a Las Bambas y que dependen de sus operaciones”, aseveró.
Castro también afirmó que la producción de la mina bordea las 400 mil toneladas de concentrados de cobre anuales, pero que este año apenas se llegará a las 300 mil, debido a los bloqueos que imposibilitan el ingreso de suministros a la mina.
El ejecutivo lamentó la situación actual que rodea al proyecto minero pues considera que siempre han participado de los diálogos a los cuales han sido convocados. «Este diálogo se ve constantemente amenazado con bloqueos (…) es imprescindible que exista un diálogo sin condicionamientos de medidas de fuerza que amenacen la integridad de nuestros trabajadores», dijo.
Más adelante, Castro aseguró que Las Bambas espera poder comenzar la explotación del Tajo Challcobamba, que tuvo que haber iniciado sus operaciones en diciembre del 2019. «Los trámites han tomado su tiempo, pero tenemos entendido que en octubre pasado ya han culminado. Estamos a la espera de un pronunciamiento del Gobierno para poder iniciar su explotación», precisó.
Para el empresario, la explotación de este yacimiento permitirá a Las Bambas retomar sus niveles de producción e invertir unos US$ 2,000 millones adicionales.
Posición de la SNMPE y la CONFIEP
En referencia a la actual situación de conflictividad social, el presidente de la SNMPE, Raúl Jacob, comentó que “ahora está afectando a las operaciones directamente”, lo cual no ha sucedido antes y lanzó la alerta a una posible “ola de paralizaciones mineras». El ejecutivo aseguró que hay una percepción internacional de que la minería peruana se está deteriorando por esta ola de conflictos que afecta a las compañías mineras. “Dos de las tres empresas más grandes productoras de cobre se han visto afectadas y la más grande productora de zinc”, afirmó.
«En paralelo a los conflictos, hay un pedido de facultades del Poder Ejecutivo para modificar los impuestos mineros. Para mantener la competitividad se requiere de una estructura tributaria competitiva», indicó. A su vez, señaló que la reforma tributaria minera que hizo Ollanta Humala en el 2011 puso al límite la capacidad del sector, pero que permitió «invertir US$ 60,000 millones en la siguiente década».
Por su parte, Óscar Caipo, presidente de la CONFIEP, criticó la labor que viene realizando el Estado para resolver los conflictos mineros. «El Estado está legitimando la violación del estado de derecho y la toma de carreteras. Esto es resultado de la falta de capacidad de gestión, que ha nombrado a funcionarios que no están capacitados y que debilitan las instituciones […] El abordaje del Gobierno está sepultando la competitividad del sector minero y si eso sucede, dejaremos de ser un país rico», afirmó.
Por otro lado, el representante empresarial reprochó los intentos por realizar una nueva reforma tributaria a la que no ve positiva en un contexto de reactivación. “Eso solo lo lograremos a través de la inversión privada. (…) La minería va a aportar S/ 13,000 millones en impuestos y contribuciones este año, tres veces lo que se recaudó el año anterior. No podemos gravar más la minería sin ver el panorama completo: la conflictividad también es una especie de gravamen», sentenció.
Palabra apurimeña
Edward Palacios, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Apurímac, también expresó su preocupación por lo que viene pasando en su región y en Cusco en torno a Las Bambas, pues consideró que la minera ha transformado su región para bien. “Desde que empezó Las Bambas, Apurímac comenzó a crecer y desarrollarse».
Agregó que con la contribución que hace Las Bambas, Apurímac tiene ahora un PBI que “permite soñar con el desarrollo”. «Tenemos que aprovechar esta oportunidad [que da la minería] y necesitamos que nuestras autoridades hagan su trabajo, que se retome el principio de autoridad para crear desarrollo», dijo. “Las empresas mineras cumplen con el Estado con sus impuestos, pero que hay que fortalecer la capacidad de gestión del sector público”, señaló.