El cambio climático es uno de los temas de mayor interés a nivel mundial. Y en el ambiente de los negocios ya se están considerando sus efectos en las operaciones contables. Cada vez más, los stakeholders, como accionistas, reguladores, Gobierno, bancos, empleados y sociedad tienen más interrogantes sobre las consecuencias que los asuntos relacionados al clima podrían tener en los estados financieros.
El cambio climático trae consigo riesgos físicos y de transición. Los primeros están relacionados con la posible disrupción del comercio global y con trastornos agudos o graduales, con impacto a largo plazo. Los de transición surgen de las actividades necesarias para lograr una economía baja en carbono, es decir, cómo los Gobiernos y el sector empresarial responden al compromiso de limitar el aumento de la temperatura global.
Existe incertidumbre sobre cuánto aumentará la temperatura del planeta, cuál podría ser su impacto en los diferentes escenarios de las empresas y cómo podrían ser afectadas las proyecciones de flujos de efectivo. En consecuencia, es necesario que las empresas consideren algunos supuestos sobre el efecto del cambio climático al preparar sus proyecciones de caja y que algunas estimaciones contables resulten afectadas, entre ellas la evaluación del deterioro de los activos no financieros, cambios en las vidas útiles de los activos, la disponibilidad de utilidades futuras para la recuperación de los activos diferidos, incrementos en las provisiones y contingencias que se deriven de multas o penalidades, la evaluación de la empresa en marcha, las informaciones sobre riesgos financieros, entre otros.
Si los inversionistas o partes interesadas esperan razonablemente que los peligros relacionados con el calentamiento global tengan impacto sobre las empresas, y esto influye en sus decisiones, entonces la gerencia debería revelar, claramente, información sobre los supuestos que hagan sobre el cambio climático, incluyendo un análisis de la sensibilidad de los mismos.
Así, resulta recomendable que las compañías que —particularmente— puedan estar entre las más afectadas por el cambio climático —ya sea porque sus actividades liberan dióxido de carbono o como consecuencia de ello, haya un efecto significativo en sus negocios— realicen una revisión de la información que actualmente revelan en sus estados financieros y una evaluación de los posibles cambios que puedan ocurrir en sus estimaciones contables.