El Perú cuenta con 18 cuencas con potencial de hidrocarburos, pero solo cinco se encuentran en explotación: Talara, Tumbes-Progreso, Marañón, Ucayali y Sechura. De ellas, solo Talara es considerada una “cuenca madura”, con más de 150 años de explotación. El resto tiene un nivel inicial de producción y la mayoría no ha sido explorada. Ello tiene una explicación.
“El Perú ya no está en el ranking de países que manejan las compañías [petroleras globales] para invertir en petróleo y gas. Hemos perdido nuestro posicionamiento hace mucho tiempo. Y vamos a continuar así si es que no hacemos algo y cambiamos la situación ahora”, indica Luis Vásquez, presidente del sector de hidrocarburos de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE). Ello, durante su intervención en el panel “¿Es importante o no el sector hidrocarburífero para el futuro económico del Perú?” en una nueva edición de Perú Energía Bicentenario, evento que reúne a los altos ejecutivos de los sectores electricidad e hidrocarburos.
Gustavo Navarro, exdirector general de hidrocarburos y moderador del panel, explicó que el Perú, entre 1979 y 1982, rozó los 200 mil barriles de petróleo por día, según cifras de Perúpetro, pero en los siguientes años el país sufrió una profunda caída hasta llegar al 2019 con 40 mil barriles de producción por día. “Esto es dramático, pocas veces se ve una declinación tan profunda. A pesar de tener recursos, el Perú —sin necesidad de descubrir nuevos yacimientos— podría estar produciendo 100 mil barriles diarios en la selva”, dijo Navarro.
Uno de los elementos que, según el experto, han dificultado aún más el desarrollo de las inversiones es la “tramitología”. En ese sentido, destacó la importancia de que el Estado simplifique los trámites para las licencias de operación de proyectos, que “pueden tardar hasta 516 días hábiles, entre permisos, licencias y autorizaciones ambientales”. Agregó que el Estado debe acompañar al sector privado en las etapas de inversión, exploración y desarrollo de los proyectos, y, por último, poner en valor el Oleoducto Norperuano. “Una gestión eficiente llevará a un incremento de volumen de producción en la selva, que nos permitiría tener tarifas competitivas y un uso continuo del oleoducto, que es fundamental para poner en valor el potencial que tenemos en la selva”, afirmó Navarro.
Sin embargo, los conflictos sociales siguen dificultando el desarrollo de la explotación. “Es imperdonable que un país tenga hidrocarburos y dependa de las importaciones por la indiferencia de los gobernantes”, refirió Carlos González, gerente general de Enerconsult.
Riesgos, costos y transición energética
Otra razón que explica la caída en la producción del petróleo fue señalada por María Aybar, gerente general de Perú LNG. “Estamos enfrentando una transición energética en el mundo. Pero, por eso mismo, tenemos que darle valor a los recursos que tenemos: el petróleo y el gas. Hoy existen reservas que nos permiten abastecer y dar energía a la población”, señaló.
Felipe Cantuarias, presidente de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos, opinó en la misma dirección. “Con el cambio de matriz energética vamos a depender menos de los combustibles fósiles y vamos a privilegiar las energías más limpias”. Pero, “independiente de ello, el gas natural va a seguir siendo una de las energías limpias más importantes y el Perú tiene recursos, pero no van a durar por siempre. Si no los exploramos, probablemente los perdamos”.
González, de Enerconsult, coincidió: “Debemos incentivar la exploración, hacer que los recursos se conviertan en reservas probadas. Hay que hacerlo ahora que todavía son necesarios. Estamos frente a una casi total sequía de inversiones y actividad exploratoria”.
Un nuevo marco regulatorio
Aybar señaló que la actividad exploratoria es muy riesgosa y costosa. “Uno de cada diez pozos son exitosos”, recordó Vásquez, por lo que las empresas que están dispuestas a invertir se les debe retribuir esa inversión y darle valor. “Para ello, se requiere de un marco estable, reglas de juego claras y estabilidad jurídica, especialmente en estas actividades de muy largo plazo y maduración”, afirmó Aybar.
Al respecto, González señaló que la falta de un nuevo marco regulatorio ha propiciado incluso que el Perú hoy no esté en el radar de las empresas. “Han pasado 18 años y no hemos visto nuevas disposiciones que promuevan la inversión”, aseguró. “El Poder ejecutivo tiene una tarea: los reglamentos. El Congreso tiene que modificar la Ley Orgánica de Hidrocarburos o reemplazarla, y dictar nuevas leyes complementarias. Perúpetro tiene que modernizar su modelo de contrato y desechar procedimientos que se convirtieron en barreras para atraer inversionistas. Estamos llenos de diagnósticos. Si se supone que ya sabemos qué hay que hacer, hay que hacerlo”.
“Para reformular nuestra estrategia y atraer inversiones tenemos que definir un nuevo reglamento de regalías, que involucre un esquema sobre la base de la producción, precios internacionales y factibilidad de comercialización”, apuntó Vásquez, de la SNMPE, y agregó que la ley de canon no se ha revisado desde la década de 1990. “Hay propuestas sobre la mesa y tenemos que revisarlas para garantizar que las comunidades reciban los beneficios de la actividad de hidrocarburos. Eso eliminaría la conflictividad social”.