La Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) organizó el webinar «Gas y petróleo aspectos económicos y socioambientales en la región Cusco», en el que se analizaron los impactos positivos de este sector en el marco del desarrollo del proyecto Camisea, ubicado en la provincia de La Convención.
Las exposiciones estuvieron a cargo de Arturo Vásquez, director de investigación de GERENS y ex viceministro de Energía, y Ada Alegre, experta en derecho y gestión ambiental, socia principal de Alegre Consultores y ex directora general adjunta de la Dirección de Asuntos Ambientales Mineros del MINEM.
Análisis de aportes económicos
Vásquez explicó en su exposición que el sector extractivo, donde se encuentra el gas natural, junto con hidrocarburos y minerales, representó el 46% del PBI de Cusco en el 2020, lo cual lo ubica como la principal actividad económica de la región.
Asimismo, detalló que esta región recibió S/ 1,040 millones en transferencias por canon gasífero en el 2020 y que tuvo una ejecución del 80% en las municipalidades y el Gobierno Regional.
La región de Cusco, según explicó el experto, tiene la mejor ejecución del gasto en educación que la media nacional, aunque en temas de salud el gasto es menor.
Al comentar sobre el impacto económico del canon gasífero, dijo que estos recursos podrían financiar la rehabilitación de 3390 centros educativos, la instalación de 9924 centros de salud equipados y rehabilitar 1027 Km de vías de penetración.
Mitos alrededor de Camisea
El experto también explicó algunos mitos que rodean a Camisea y que son repetidos, pese a su falsedad. Sostuvo, por ejemplo, que es falso que el gas se exporte a un precio muy barato, pues el contrato tiene una cláusula que establece una metodología donde se considera un precio de referencia del punto de llegada del gas al cual se le restan los costos incurridos en el proceso de licuefacción, embarque y transporte, entre otros, para calcular un «precio en boca de pozo» en función del punto de destino.
«El gas ya no va a México, se exporta a lugares atractivos, en Europa y Asia, donde se pagan regalías muy altas», aseguró.
También desmintió que la exportación de gas natural tenga que ver en los precios altos del GLP, cuyo precio está indexado al del petróleo, a su poco suministro a nivel nacional, y a una sobredemanda de este combustible por las economías desarrolladas.
De hecho, resaltó que es gracias a la exportación de gas natural, y de sus líquidos fraccionados y procesados que hay GLP en el país, pues el 79% de este combustible se produce en el Perú. «El balón de GLP [sin la exportación de gas natural] podría costar hasta S/ 200 o S/ 300», dijo.
El debate sobre si se debería reservar el gas natural para el consumo interno es otro mito, explica Vásquez. La demanda es muy baja y no podría agotar la producción diaria de Camisea. «El problema de la masificación del gas no es la disponibilidad del combustible, sino su transporte y distribución», aseguró.
El experto también cuestionó el mito de que Bolivia es un modelo a seguir, pues desde el 2006 con la nacionalización de los hidrocarburos las inversiones han disminuido notablemente y de hecho las reservas se han empezado a agotar, pues el Estado “se interesó en producir, pero no en invertir en la reposición de las reservas”.
Consideraciones medioambientales
Ada Alegre, por su parte, comentó los aspectos socioambientales del rubro en la región Cusco, no sin antes resaltar la larga data que la actividad extractiva tiene en el país y que se trata de una industria «altamente protocolizada y tecnologizada» y que es sometida a rigurosas reglamentaciones medioambientales antes y durante la explotación de los recursos.
En el caso de Camisea, resaltó que durante el tiempo que pasó desde su descubrimiento (1984) hasta el inicio de su explotación (2004) la regulación en temas medioambientales evolucionó hasta la normativa general ambiental actual. “La maduración y desarrollo de proyectos de esta envergadura pasa múltiples fases y factores que deben ser evaluados”, explicó.
Alegre también destacó que Camisea, y Pluspetrol, tengan programas medioambientales de más de 20 años de duración como el de Monitoreo Ambiental Comunitario (PMAC) y de Monitoreo de Biodiversidad (PMB) que generan confianza y amplían conocimientos más allá del tema de hidrocarburos y que pueden repercutir en otras áreas económicas.
