Las inversiones mineras conllevan también una serie de retos. Entre ellos, rentabilizar el negocio, garantizar la productividad de las operaciones y extender la vida útil de los activos. Una falla o detención no programada puede causar una paralización total en la producción.
“Para mejorar la productividad de las empresas mineras es fundamental mantener en un óptimo rendimiento a sus activos, pues implican considerables inversiones de capital”, dice Julián Aránguiz, gerente general de MacroSteel, compañía chilena que desde hace 18 años trabaja para el mercado australiano en el rubro de servicios de ingeniería.
La metodología para el asset integrity de MacroSteel comprende inspecciones en terreno, evaluación de riesgos, evaluación de vida útil del activo y definición de estrategias de mantenimiento, que pueden aportar valor a los proyectos mineros. “Esto se traduce en la reducción del deterioro y extensión de la vida útil de los activos críticos, minimizando el número detenciones de planta por eventos inesperados, y la oportuna detección y respuesta a eventos de riesgo”, agrega Aránguiz.
Riesgos latentes
De acuerdo con la experiencia de MacroSteel con clientes como BHP Minerals Americas, Mitsubishi y Río Tinto, es común que las empresas expongan sus activos a daños acumulados por fatiga o que sus protocolos de inspección estructural no detecten oportunamente alguna falla.
Existen casos en los que no se realizan inspecciones rutinarias o la inspección no cumple con un estándar adecuado, permitiendo que pequeñas fallas puedan agravarse en el tiempo; tanto como un manejo deficiente de la corrosión, que generalmente se aborda cuando alcanza niveles críticos con riesgo de colapso.
Valor agregado
Un estudio de asset integrity puede realizarse en cualquier momento del ciclo de operación minero, pero es recomendable hacerlo en la etapa inicial del proyecto. Su aplicación puede proporcionar valor agregado al reducir escenarios de riesgo respecto de trabajadores, plantas y comunidades, así como accidentes, fatalidades o enfermedades crónicas que ponen en riesgo la vida de las personas.
No solo eso. También permite reducir impactos negativos en la reputación de la compañía, en el aspecto financiero y hasta en el medioambiental. Aránguiz está convencido de que estos sistemas de evaluación aportarán a la competitividad de los actuales y nuevos proyectos mineros, sino que también responderán a la alta regulación y fiscalización a la que está expuesta la industria.