Desde Adentro conversó con Luis Flores, gerente de Regulación en Enel Generación Perú, quien lleva los últimos 20 años de su vida observando el mercado eléctrico peruano. Fue testigo, entre otros, de la instalación de las dos centrales de energía no convencional más grandes del país: Wayra I, de 132 MW (Marcona, Ica), y la central solar Rubí, de 144 MW (Moquegua). Ambas, recuerda, marcaron récords de precios. Hoy, asegura, “vienen cumpliendo sus objetivos, incluso más allá de lo comprometido con el Gobierno”.
¿Está preparado el Perú para más generación con energías renovables?
El Perú tiene una muy buena calidad de recursos. En el sur, básicamente proyectos solares: Arequipa, Moquegua, Tacna; y proyectos eólicos que se reparten desde Ica hacia el norte, La Libertad, Lambayeque, Piura. Tenemos un portafolio [de proyectos] bastante grande, confiando en que se den los cambios regulatorios que se requieren, pero también esperando el time to market: la necesidad.
Pero hoy existe un superávit en la generación de energía.
Efectivamente, estos últimos años el país ha tenido una sobreoferta de generación. Las necesidades están cubiertas con energía eficiente, pero vemos que esta se va a terminar a partir del 2023, probablemente. Ello, dependerá del crecimiento de la demanda durante este año y el próximo. Creemos que la expansión de la generación de electricidad se realizará con generación eólica y solar por ser las tecnologías más competitivas.
¿Las empresas privadas de generación están preparadas para incrementar su oferta?
Nosotros estamos listos. Tenemos proyectos en zonas de alta calidad a nivel de recursos y esperamos que se puedan dar buenas noticias al mercado en los próximos meses. Puedo adelantar que hay una cartera de proyectos que cubre las zonas estratégicas de todo el país. Estamos desarrollando estudios de tierras, arqueológicos, geológicos y ambientales, preparando el camino para esta nueva era de renovables. El foco está en tecnologías eólicas y solares, que son muy competitivas en costos y que van a permitir una reducción en las tarifas eléctricas. Pero la política energética [del país] tiene que estar alineada y fijar objetivos ambiciosos.
¿Cómo han evolucionado los precios de las energías renovables no convencionales?
El ingreso de las centrales renovables al país se debió al mecanismo de subastas, que se creó en el 2008 para incentivar su desarrollo. Con el tiempo, sus costos se han reducido sustancialmente, entre 70% y 90% en el periodo 2009-2015. Los precios regulados están por encima de los US$ 50 por megavatio/hora. El precio de Wayra I está en US$ 38 y Rubí, de US$ 48. Hoy, esta tecnología continúa en un proceso de optimización, por lo que es altamente probable que los nuevos proyectos también tengan una mejora en sus precios.
¿Cómo ven su participación en las energías renovables hoy?
Creemos que tenemos una participación bastante modesta para el potencial que tiene el Perú en sus recursos renovables no convencionales. Hacia futuro queremos expandir el sistema. Esto tiene que darse a partir de 2023 para construir nuevas plantas y cubrir los nuevos requerimientos de demanda. Los costos van a hacer que las renovables empiecen a crecer y el 5% [de participación que tienen en el mercado] aumente de manera progresiva y muy rápida.
¿Qué oportunidades tienen las energías renovables en el mercado eléctrico peruano?
Ya hay condiciones de mercado para que las renovables no convencionales se puedan desarrollar y que se deben a sus características. Primero, por precio. Son las más baratas. Segundo, porque tenemos una altísima calidad de recursos. La radiación y el viento en el Perú son de alta calidad, lo que permite tener un buen volumen de energía garantizado de manera constante y bastante confiable para el sistema. Tercero, estas centrales se construyen muy rápido, de 8 a 14 meses, dependiendo del tamaño. La ventaja de esto es que las vamos a tener a tiempo. Obviamente, la decisión del inversionista y el desarrollo de los proyectos son importantes para lograr estos plazos.
¿Qué aportan estas energías a la economía peruana?
Recursos de bajo costo, de altísima calidad, construcción en cortísimo plazo e inversiones de gran envergadura. Solo Wayra I y Rubí representaron una inversión de US$ 330 millones. Adicionalmente, son inversiones descentralizadas. Generan empleo en las zonas sur y norte, donde puedes obtener una cadena de valor enorme. Y también tienes su efecto positivo en el PBI, pues inyectas a la vena del PBI inversiones de uno o dos ejercicios fiscales. Estas características se suman a una fundamental: sustituir generación con combustibles fósiles, y eso tiene un impacto directo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Entonces, todo esto tiene beneficios económicos, ambientales y de empleo.
¿Podemos llegar a un 15% de participación de las energías renovables al 2030 y al 20% en el 2040?
Este objetivo, establecido por el Ministerio de Energía y Minas, es conservador. Nosotros creemos que podemos llegar a más. Este año presentamos un estudio denominado Hoja de ruta de transición energética: hacia un Perú sin emisiones 2030-2050, desarrollado por la consultora internacional Deloitte y con la participación de los principales stakeholders del sector. En generación de energías renovables y en un escenario ambicioso —en el que se tomen las medidas de política y regulatorias adecuadas—, el estudio señala que podríamos llegar al 2030 a un 22% de participación. Esto es importante porque hablamos de inversiones importantes en generación y redes, y eso, evidentemente, también genera crecimiento y empleo. Como país tenemos los recursos, el potencial y la demanda. Lo que falta es afinar la regulación para que haya un flujo constante de inversiones y un crecimiento sano.