Raúl Jacob, presidente de la Sociedad Nacional de Energía, Minería y Petróleo (SNMPE), lo decía en un reciente conversatorio del Colegio de Ingenieros del Perú. “Detrás del incremento en los precios de los metales —afirmaba— se desarrolla uno de los cambios más relevantes en el sector energético: el creciente mayor consumo de energías verdes”.
En el Perú, el desarrollo de los proyectos de generación con energías renovables no convencionales se inició en el 2008, mediante la Ley de Promoción de la Inversión en Generación de Electricidad con el uso de Recursos Energéticos Renovables (RER). Trece años después —en mayo del 2021—, la energía eólica representó 3.5% de la producción del Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN) y la solar un 1.3%, es decir, casi un 5%; mientras que la hidroeléctrica y la térmica representaron el 95%.
A simple vista, la cifra parece lejana aun frente al objetivo de llegar al 15% de producción con energías renovables hacia el 2030 y a un 20% en el 2040, según lo establecido por el Ministerio de Energía y Minas (MINEM) como parte de los compromisos adoptados en el Acuerdo de París. Pero ya hay avances.
La transición
En el 2004, desde que se comenzó a explotar el gas natural de Camisea, la matriz energética peruana comenzó a cambiar. La participación de las centrales hidroeléctricas en la producción se ha reducido paulatinamente (57.5% en mayo último) y la energía térmica (37%) comenzó a ganar participación, sustentada esencialmente en el gas natural, con menores emisiones de gases de efecto invernadero.
“El problema con las hidroeléctricas es su costo inicial de inversión y el tiempo: un proyecto toma entre 7 y 10 años. Las renovables toman mucho menos tiempo de construcción y las inversiones iniciales son menores”, explica César Butrón, presidente del Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES).
La evolución de las energías renovables, sin embargo, ha permitido que estas sean cada vez más competitivas y sus costos hayan bajado hasta un 25%, según afirma Daniel Cámac, deputy country manager de Engie Energía Perú. “Ahora, una hidroeléctrica puede costar US$ 2 mil o US$ 2,5 mil por KW, mientras que la energía eólica cuesta alrededor de US$ 1,000. Incluso, una solar puede costar menos, US$ 900 o US$ 850 por kilovatio”, detalla. “Ahora es posible buscar en el mercado contratos de suministro de energía con diferentes clientes y que, mediante los ingresos generados por estos contratos, puedan naturalmente entrar en operación”, agrega.
Tras el ingreso de las centrales solares Rubí, de Enel Green Power —la más grande de este tipo en el país— e Intipampa, de Engie, en el 2018, ambas situadas en Moquegua, la generación solar mensual promedio pasó de 20 GWh a alrededor de 60 GWh. Algo similar ocurrió con la entrada, en ese mismo año, de la central Wayra I (la mayor eólica del país, también de Enel): la generación eólica pasó de un promedio mensual de 90 GWh a aproximadamente 160 GWh, según el Boletín Estadístico Mensual de Electricidad de la SNMPE.
A fines del 2020, además, entraron en servicio dos centrales eólicas de la española Grenergy Renovables, Huambos y Duna, ambas en Cajamarca, de 18 MW cada una. Engie Perú, además, está construyendo la central Punta Lomitas, en Ica, el segundo proyecto eólico más grande instalado hasta el momento y el primero que no requiere de subsidios por parte del Estado. Este proviene de un acuerdo con la minera Anglo American para abastecer al yacimiento cuprífero Quellaveco, que operará a partir del 2022.
ElectroPerú también viene analizando incursionar en energía solar y con gas natural. “Ya hemos implementado iniciativas piloto en varios lugares del país y continuaremos atentos a las señales del mercado para iniciar las inversiones necesarias para que la demanda sea atendida de forma eficiente”, informó su gerente general, Edwin San Román.
Un escenario auspicioso
A fines del 2020, según el ministro de Energía y Minas, Jaime Gálvez, se habían ejecutado 49 proyectos de RER, que representaron 1,080 MW adicionales para el SEIN, con una inversión de US$ 2,138 millones. Estos proyectos comprendían 30 centrales hidroeléctricas (373 MW), 7 solares (280 MW), 7 eólicas (394 MW) y 5 a biomasa (33 MW).
“La Política Energética Nacional 2010-2040 plantea que el sistema energético debe satisfacer la demanda de manera confiable, regular, continua y eficiente. Esto pasa por contar con una matriz energética diversificada, con énfasis en fuentes renovables y eficiencia energética, así como desarrollar un sector energético con mínimo impacto ambiental y bajas emisiones de carbono”, precisó Gálvez.
Cámac, de Engie, por su parte, coincide en que este es un momento ideal para utilizar energías limpias. “Hay muchas concesiones con trámites avanzados, con estudios eléctricos y ambientales. Hablamos de 50 proyectos entre solares y eólicos. Eso significa 9 mil MW en trámite, poco más del consumo actual que tiene el SEIN, de un potencial eólico de 20,5 GW, y en solares podría ser el equivalente o mucho más que eso”, explicó.
A esto hay que sumar los proyectos en estudios de preoperatividad que debe evaluar el COES. “Tenemos más de 3 mil MW en cartera, entre solares y eólicos. Son proyectos pequeños y medianos con plazos desde dos hasta seis años o más”, agrega Butrón.
Según afirma el Instituto Peruano de Economía, la reactivación económica y el positivo incremento en el consumo de energía tras la pandemia son prueba de la necesidad de incrementar la generación de energía confiable y a precios competitivos. Por ello, las energías renovables pueden convertirse en una solución sostenible y a largo plazo para obtener energía limpia a un precio más accesible.