En tiempos en que el cobre alcanza máximos históricos en los mercados internacionales gracias a la recuperación de la economía mundial y la mayor demanda generada por la transición energética, resulta fundamental reafirmar el papel dinamizador de la minería en la recuperación económica del país tras la crisis generada por la pandemia.
No podemos darnos el lujo de desaprovechar este periodo de buenos precios de los metales para, a partir del impulso minero, alentar la reactivación y descentralización productiva. Ello solo resultará posible en la medida en que sigamos promoviendo el desarrollo de una minería moderna, social y ambientalmente responsable.
Recordemos que el superciclo del segundo quinquenio de este siglo hizo posible una mayor inversión en exploración, generando el desarrollo de los grandes proyectos que estamos explotando hoy. Lamentablemente hemos perdido ese dinamismo y ahora son muchos los retos que debemos superar para alcanzar los flujos de inversión que la industria minera requiere.
Para ello no bastará con fortalecer la competitividad del sector, sino que resulta fundamental apuntalar nuestra gobernabilidad y fortalecer la institucionalidad del país, menoscabadas por la inestabilidad y los vaivenes políticos de los últimos años.
Hoy más que nunca, necesitamos de autoridades con liderazgo y visión de futuro que asuman con decisión el compromiso de emprender las reformas necesarias para revitalizar nuestra golpeada economía, atajar la crisis sanitaria y garantizar la plena vigencia del Estado de Derecho en nuestro país.
Este 22 de mayo la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía cumple 125 años de fundación, ocasión propicia para ratificar nuestro firme compromiso con el país y la gran tarea de construir una nación más justa y próspera para todos.