Marcobre promete convertirse en un referente de “la nueva minería” en el Perú. De acuerdo con los resultados del estudio de factibilidad del Ministerio de Energía y Minas, la contribución directa al Estado que brindará su proyecto Mina Justa durante sus 16 años de vida útil será de más de US$ 1,000 millones.
“Como es típico en casi todas las minas, la máxima producción se logrará durante los primeros cinco años. Estamos haciendo esfuerzos de exploración para ver si podemos extender la producción máxima algunos años más”, dice Enrique Rodríguez, gerente general de Marcobre.
A paso seguro
En abril, Marcobre ya puso en marcha las plantas de procesamiento con mineral de óxidos y sulfuros, aún dentro de un proceso de pruebas de los equipos, e irá incrementando su capacidad de producción paulatinamente, de acuerdo con el funcionamiento y respuesta de las plantas. Esperan llegar a nivel de producción comercial en junio de este año.
“Si el funcionamiento de las plantas va en línea con lo planificado, para este año esperamos producir 108 mil toneladas de cobre fino, entre concentrados y cátodos”, explica Rodríguez. Pero, además de cobre, están generando 800 empleos directos, de los cuales 220 son trabajadores locales.
Motor de desarrollo
Mina Justa está situada en San Juan de Marcona, en la provincia de Nasca (Ica), a 530 kilómetros de Lima. En el pico más alto de su etapa de construcción generó más de 5 mil puestos de trabajo directo, con 30% de su personal proveniente de su área de influencia, y junto con sus contratistas ha realizado intercambios comerciales por más de S/ 100 millones en la región.
Las plantas de procesamiento de Mina Justa operan con agua de mar, llevada por un sistema de tuberías que recorren 41 kilómetros, y cuenta con las piscinas de lixiviación más grandes del mundo para la producción de cátodos de cobre. Además, su proceso de lixiviación es el más rápido del planeta: en seis días recupera el 90% del cobre soluble presente en el mineral. El método tradicional, en pilas, toma 30 días.
La inversión en el megaproyecto asciende a US$ 1,800 millones, incluyendo los costos derivados del financiamiento externo hasta el inicio de la producción comercial, y es uno de los motores de crecimiento y desarrollo para el país.