La pandemia de COVID-19 tuvo un fuerte impacto en la economía peruana. El PBI se contrajo 11% respecto del 2019, retrocediendo al valor de hace casi cinco años. Este 2021 habría una importante recuperación, aunque no sería hasta el 2023 que la situación de la economía alcance los niveles previos a la pandemia.
El sector minero energético, al igual que toda la economía, registró un retroceso en su producción. El PBI de los sectores Minería e Hidrocarburos se contrajo 13% en comparación con el año previo; mientras que el PBI de Electricidad cayó 6% respecto del 2019. Sin embargo, a pesar de ese revés, se espera una franca recuperación este año y que estos sectores continúen entre los principales motores del crecimiento económico, dado su rol clave en la inversión privada y en la generación de empleo.
MINERÍA, RECUPERANDO EL RITMO
Al cierre del 2020, el PBI minero metálico cayó 13.5% frente al año anterior, y su producción, en valor, fue similar a la alcanzada en el 2016. A pesar de este resultado, se espera una rápida recuperación.
De acuerdo con el último informe de inflación del Banco Central de Reserva (BCRP), se estima que la producción crecería 11% en el 2021, pero el salto en crecimiento —y la recuperación respecto del 2019— recién se daría en el 2022, con las operaciones en pleno de Mina Justa y la ampliación de Toromocho, además de la normalización de todas las actividades mineras.
El año pasado, una vez iniciada la reactivación por fases de la economía, la recuperación de la minería fue notoria y cerró el año con una producción ligeramente por encima del promedio prepandemia.
La importancia de la minería también se hará tangible este año a través de la inversión. En el 2020, la emergencia sanitaria obligó a reprogramar, adecuar o incluso paralizar las inversiones, dando lugar a un caída de 32% en esta variable. Para el 2021, el MINEM espera que se inviertan US$ 5,200 millones, de los cuales US$ 506 millones serían en labores de exploración. Las principales inversiones apuntan hacia la continuidad de la construcción de los proyectos Quellaveco, Mina Justa y Toromocho; y el inicio de Corani y San Gabriel. A ellos se sumaría en el año 2022, Yanacocha Sulfuros, con US$ 2,100 millones.
En cuanto a la generación de trabajo formal, en el 2020 el sector generó 178 mil empleos en promedio, 14.9% menos respecto del 2019. El periodo más crítico fue entre marzo y julio, cuando la cuarentena obligó a las empresas a reducir su personal. Sin embargo, en diciembre, el sector ya empleaba 198 mil trabajadores, evidenciando su recuperación, y con la expectativa de emplear más de 200 mil trabajadores en el 2021.
En este contexto, cabe señalar que, según un reciente estudio del IPE (https://www.snmpe.org.pe/informes-y-publicaciones/contribuci%C3%B3n-de-la-miner%C3%ADa-a-la-econom%C3%ADa-nacional.html), cada trabajo formal en la minería, significa la creación de ocho puestos de trabajo en sectores conexos, por lo que el potencial dinamizador de esta industria es sustancial.
Una mayor recuperación del sector minero y su influencia positiva en otras actividades se observará conforme ceda la pandemia y pase la incertidumbre por la coyuntura electoral, factores que repercutirán en las decisiones de inversión. Víctor Albuquerque, director de Análisis Sectorial de Apoyo Consultoría, señalaba en una reciente entrevista con Desde Adentro (https://www.desdeadentro.pe/2021/03/el-buen-precio-de-los-metales-no-es-suficiente-para-atraer-mas-inversiones/) que algunos candidatos (a la presidencia) no comprendían la naturaleza comercial de los recursos (mineros), la complejidad para extraerlos, los costos asociados y la incertidumbre de algunos procesos. “Los inversionistas (…) finalmente [pueden buscar] otros países que tal vez no tienen tanta tradición minera, pero que generan incentivos del lado tributario o brindan otras facilidades”, sentenció.
HIDROCARBUROS, RETO MÁS ALLÁ DE LA PANDEMIA
La producción del sector hidrocarburos también fue afectada el año pasado. Durante el 2020, el PBI de este sector cayó en 11% frente al 2019. De acuerdo con el último reporte de inflación del BCRP, se estima que el PBI de este sector crecería 6.8% en el 2021, pero con ello su producción aún no lograría alcanzar lo registrado antes del 2020.
La industria nacional de hidrocarburos viene pasando por una situación compleja y crítica en los últimos años, con una evolución decreciente de la inversión ante la falta de medidas promotoras para esta actividad. A ello, se sumó la caída del precio internacional del petróleo, la conflictividad social y las interrupciones de las operaciones del Oleoducto Nor Peruano por actos de sabotaje, lo que también afectó las actividades de exploración y producción de petróleo.
A pesar de este escenario, se espera que el sector logre recuperar sus niveles de producción prepandemia en el 2022, estimándose un crecimiento de 9%, en tanto se alcance una mejora en la producción petrolera de los lotes ubicados en Loreto.
En el 2019, la exploración y explotación de las reservas hidrocarburíferas significó inversiones por US$ 625 millones. Sin embargo, lo que fue un primer bimestre prometedor en el 2020, terminó en una contracción anual de 60% en el acumulado a diciembre, con apenas US$ 246 millones invertidos en el año.
El golpe de la pandemia acentuó las dificultades para ejecutar y atraer inversiones. La caída internacional de los precios de los combustibles, que aún está en proceso de recuperación; y la reducción de la demanda mundial y nacional han sido desfavorables para obtener mayores flujos de inversión y mejora en los niveles de producción, a pesar de que el Perú cuenta con potencial productivo por ser descubierto, zonas por trabajar y poner en valor.
Los proyectos hidrocarburíferos son, además, fuente de nuevos empleos. De acuerdo con Arturo Vásquez, director de investigación de la consultora EPG Gerens y exviceministro de Energía, por cada US$ 15,000 invertidos en el sector se genera un empleo directo formal y dos empleos indirectos.
No obstante, el sector enfrenta retos mayores. Janinne Delgado, gerenta del sector hidrocarburos de la SNMPE, en un artículo publicado en la web Impulsando el Desarrollo (https://impulsandoeldesarrollo.pe/noticias/cuales-son-los-retos-del-sector-hidrocarburos), señala que el gran desafío, en un contexto donde la mayor parte de contratos petroleros se encuentra en situación de “fuerza mayor”, es que el Gobierno establezca medidas para mantener las inversiones ya comprometidas, atraer nuevos flujos de capital que permitan desarrollar más campos de petróleo y gas en el país. La perforación de apenas un solo pozo exploratorio en el 2020 amerita que la reactivación del sector hidrocarburos sea una prioridad en la agenda de las autoridades.
ENERGÍA, AVANCE Y MODERNIZACIÓN
La producción eléctrica alcanzó 49,187 GWh en el 2020, 7% menos que el año anterior, y fue similar a la del 2017. Con la progresiva reactivación económica, el sector eléctrico se recuperó, mostrando en los últimos meses del año niveles precuarentena en la generación de energía del Sistema Interconectado Nacional, según cifras del COES.
Las proyecciones para el sector eléctrico en el 2021 son positivas. Gracias al reinicio de las actividades productivas, se espera que la producción alcance un volumen similar al del 2019 (52,889 GWh), mientras el COES estima que en el 2022 la producción superaría los 55,000 GWh, en la medida en que todos los sectores de la economía se recuperen.
Miguel Révolo, viceministro de Electricidad, anunció a inicios de año que se habían reactivado los proyectos del Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC) hasta el 2023, que comprende proyectos de generación y transmisión eléctrica por US$ 1,061 millones, y que generarían 10,900 de puestos de trabajo directos e indirectos; obras en los sistemas secundarios y complementarios de transmisión; y el programa de electrificación rural.
En este contexto, es necesario que el país apuntale la sostenibilidad y el desarrollo de este sector, para lo cual las actividades eléctricas deben ir acompañadas de un marco regulatorio predecible y promotor. Ello contribuirá a afianzar las operaciones actuales y al desarrollo de nuevos proyectos en toda la cadena eléctrica, cumpliendo con el objetivo de llevar energía de calidad a todos los peruanos.